La comunicación felina

No siempre es sencillo ni rápido entender qué quiere decir un gato cuando se relaciona con los humanos o con otros animales. La comunicación de los felinos es muchas veces sutil, por lo general más compleja de descifrar que el lenguaje corporal de los perros, que son más directos.
Lenguaje corporal
Atentos a las pupilas, las orejas y la cola
Si el gato no se mueve, se retrae, solo mueve los ojos, tiene las orejas en alerta, como si quisiera escuchar todo lo qué pasa a su alrededor, con una mirada distante y, sobretodo, si tiene las pupilas muy dilatadas, redondas y grandes, “mejor no te acerques porque el animal está muy asustado”, explica Pifarré, veterinaria. Si además las orejas están hacia atrás y la cola está hinchada, “si puedes vete, porque está preparado para atacar”, añade.
También es relativamente fácil de detectar e interpretar cuando un gato tiene miedo. Se suele erizar mucho, se pone curvado, las orejas están muy atrás, a veces tiene las pupilas muy dilatadas. Su maullido no ofrece dudas, como un grito o gruñido. Como también es inequívoco el maullido de las gatas en celo, muy profundo, de una extraordinaria potencia, que suele ser muy molesto.
Hay también estados de ánimo intermedios, como cuando mantienen la cola recta, y mueven solo la punta. En ese caso, dicen las expertas consultadas, lo mejor es dejar “que te huela porque poco a poco está perdiendo el miedo”.
Puede detectarse cuando un gato tiene hambre y quiere comer: su maullido es limpio, tiene el cuerpo relajado y las pupilas verticales, mirando a la persona que puede alimentarle. Se esfuerzan en llamar la atención y normalmente lo consiguen con facilidad.
Comunicación auditiva y olfativa
Marcas de orina y de uñas
Entender a los gatos obliga a tener en cuenta muchos otros factores más allá del lenguaje corporal. “En los gatos la comunicación auditiva y sobre todo la olfativa es importantísima”, subraya Lourdes Farré, veterinaria especialista en comportamiento de perros y gatos.
Para un gato, que es un animal territorial, es importante no encontrarse con otro gato, y por esta razón deja señales con la orina o con sus uñas. Y los expertos recomiendan no tapar con otros olores o limpiar el marcaje de los gatos porque puede provocarles estrés.
“El mundo del gato es complejo y apasionante”, destaca Marta Amat, doctora en Veterinaria, jefa del servicio de Etología del Hospital Clínico Veterinario de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). “Muchos propietarios llegan a la consulta con sus gatos sin saber qué les pasa y se sorprenden al saber qué quería decirles su animal”, comenta.
¿Cuándo desea estar solo?
“Un gato ofensivo, territorial, seguro de sí mismo, que no tiene miedo y que quiere sacar de su zona a otro gato o incluso a una persona, no tiene una postura que sea fácil de distinguir; es un gato que te controla, que no te quita la mirada de encima, pero no tiene nada que sea muy fácil de diferenciar, es difícil que yo te diga mira son estas características y las puedes distinguir”, detalla Amat. De hecho, cuando se detecta esta actitud defensiva, muchas veces ya es tarde porque ya se ha producido el conflicto, advierten los etólogos.
Incluso las reglas generales de lenguaje corporal explicadas antes deben tener en cuenta siempre que cada individuo tiene sus particularidades, advierten etólogos y veterinarios. Gatos criados en un mismo entorno responden de forma muy distinta a una caricia o al contacto con otros gatos, personas o niños.
¿Cuándo quiere caricias?
Cuando un gato quiere ser acariciado, se acerca y busca la atención de la persona de forma bastante evidente. “Se hacen entender, pasan por delante de la persona varias veces; son muy insistentes cuando quieren llamar la atención”, explica Pifarré. El ronroneo es una de las señales evidentes de que el gato está a gusto, relajado, como por ejemplo cuando le están acariciando.
Las caricias con los gatos hay que saber administrarlas. “De entrada, no debemos acariciar a un gato; menos si es un gato que está en la calle. Si se esconde, tampoco hay que buscarlo, ya vendrá a saludarnos si quiere y siente curiosidad, cuando esté tranquilo. Esta es una regla básica”, destaca Pifarré.
“Uno de los errores más comunes es tocarles donde no les gusta, como acariciarles en la barriga. Los gatos en general son de poco tocar, aunque hay gatos a los que les encanta, hay mucha variabilidad”, opina Farré. “A los gatos les gusta que les acaricien cuándo ellos quieren, dónde quieren –que acostumbra a ser en la cabeza–, y durante el tiempo que ellos quieren, que suele ser muy corto, mientras que a los humanos les gusta acariciar durante mucho rato”, añade.
Y advierte que cuando un gato ronronea no siempre está pidiendo que le acariciemos, porque lo único que está diciendo es que se siente a gusto. Cuando pide caricias lo hace habitualmente de forma muy explícita, buscando el contacto con el humano.
La comunicación de los felinos es, como se ve, sutil, pero se puede aprender a entenderles atendiendo a todas las formas de comunicación comentadas: lenguaje corporal, auditivo, visual… Existen además multitud de webs especializadas en gatos que resumen el lenguaje corporal básico de los gatos en didácticos manuales. Una de las más referenciadas es la británica Cats.org, que dedica uno de sus artículos a responder una pregunta tan fácil de formular como difícil de responder: “¿Tu gato está tratando de decirte algo?”, y prometen ayudarte “a comprender mejor sus necesidades conociendo su lenguaje corporal básico”.

Fuente: ESTEVE GIRALT - www.lavanguardia.com

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