Cómo relajar a las mascotas de la pirotecnia

Diciembre es un mes tradicionalmente asociado a los reencuentros familiares, las salidas y cenas y, por supuesto, época de balances y listas de propósitos de año nuevo. A menudo hay tiempo para volver a ver a aquellas personas con las que se lleva tiempo sin ponerse al día, para descansar y para dedicarle ¡por qué no! todavía más tiempo a las mascotas.
Y, sin embargo, hay un elemento bastante menos positivo que se repite todos los años por estas fechas y que los perros sufren de forma traumática sin que quienes lo provocan sean conscientes de sus consecuencias: la pirotecnia. Mientras que algunos animales tienen suficiente con correr a esconderse o acurrucarse junto a sus dueños, otros lo pasan mucho peor.
Si quienes usan estos artefactos vieran en sus hogares cómo la pirotecnia provoca llantos, temblores, agresividad e incluso la muerte de miembros de su familia, quizá verían con otros ojos una práctica prohibida por casi todas las ordenanzas municipales con la que habría que ser menos laxos en unas fechas que deberían ser de paz y disfrute para todos. Porque, por si no se sabía, el pánico no afecta sólo a los perros, sino a toda la fauna, doméstica o silvestre, a las personas con autismo e incluso a los bebés.
¿Y qué pueden hacer quienes tienen un perro en casa ante la fobia a los fuegos artificiales?
Lo primero, llevar a la mascota siempre con correa para evitar que el ruido de un petardo provoque que se escape o sea atropellado. Son muchos los casos de animales que debido a la ansiedad provocada por los ruidos echan a correr y acaban perdidos. La prevención es siempre la mejor aliada y llevar atado al perro durante estas fechas, además de evitar los lugares y horas de mayor actividad, es importante para evitar una desgracia.
Que sienta cerca a su dueño en los momentos más estresantes, así como cerrar puertas, ventanas y persianas que limiten el ruido y los destellos son medidas básicas para minimizar la ansiedad provocada por los fuertes estallidos.
También sumar aquellos ruidos que el perro tenga presente en el día a día, como los de la radio, la televisión o incluso el lavarropas, pueden amortiguar los sonidos de los petardos y hacer que la situación sea más llevadera. Eso sí, tampoco hay que exagerar y realizar una performance activando mil artefactos al mismo tiempo: la clave está en que el animal viva ese momento como uno más y en que no perciba que ocurre algo extraño.
Además, se debe intentar focalizar su atención en el sentido del gusto o en el olfato en vez de en el auditivo es otra medida interesante. Si se tiene la suerte de que el perro no pierde el apetito en estos instantes, se lo puede premiar con snacks especiales los que lo mantendrá ocupado un buen rato.
Es importante que el primero que esté tranquilo sea el propio dueño para que el animal perciba que todo está bien. Si está nervioso ante sus reacciones, se estará perdido. Aunque pueda costar, es necesario intentar no mimarlo de más para que no refuerce su sensación de encontrarse en una situación de peligro. Cuidarlo como siempre se lo hace, pero no actuar de forma excesiva o estará en alerta.
En caso que la mascota lo pase realmente mal, es recomendable hablarlo con el veterinario e investigar sobre terapias con expertos que ayuden a desactivar el pánico. Y por último recordar de concientizar a las personas con las que se comparta tiempo estos días sobre el sufrimiento que causa la pirotecnia en los animales, con el objetivo de que entre todos, se consiga suprimir una práctica que puede provocar incendios, mutilaciones y otros tantos daños irreparables en humanos y animales. ¡Crear una Navidad mejor para todos es posible!

Fuente: www.elsol.com.ar

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