Cuando tu perro no sabe estar solo

Perros que pegan de alaridos cada vez que sus dueños dejan la casa sin ellos, que gimen sin cesar hasta que el dueño regresa, que andan pegados a las piernas de sus dueños cuando están en casa o que se meten hasta a la ducha cuando sus dueños se bañan.
La ansiedad de separación en muchos perros de casa es un motivo de consulta que llega con demasiada frecuencia a los profesionales en conducta canina. Atender este problema y buscarle una solución es un acto de amor pues contribuyes a crear armonía con tu mascota en casa y en el vecindario, y además reduces la posibilidad de abandono, incluso de muerte.
Majo Rivera, fundadora del centro de psicología canina Dog Balance, lleva años lidiando con perros difíciles y en una reciente entrevista con WUF, señaló que el 40% de los casos que llegan a su centro son por ansiedad, el resto se divide en varios temas.
“La ansiedad por separación nace del punto en que el perro no sabe cómo estar solo. Sin hacerlo adrede, el dueño lo ha acostumbrado a siempre estar con él y en la medida en que se refuerza, se hace más agudo”, explica Rivera.
Una de las formas de reforzar la conducta ansiosa de tu perro es cuando celebras los brincos y ladridos con los que te recibe cuando vuelves a casa, cuando lo dejas subirse a tu cama o cuando se mete al baño contigo y lo estimulas con palabras como “ay mi amor, cosita linda” mientras él espera sentado.
La situación se convierte en un verdadero problema cuando el perro necesita estar cerca al dueño todo el tiempo y no tiene la capacidad de estar en la misma casa sin poder disfrutar relajado en un espacio diferente.
Uno de los factores que contribuyen a agudizar esta situación es cuando la persona siente pena por el perro, como por ejemplo cuando lo adoptan. Rivera explica que en muchos de estos casos, la lástima hace que la energía del adoptante se debilite y como en el mundo animal todo funciona por jerarquía, esto hará que la energía del perro se ponga por encima de la del dueño.
“Si me vuelvo muy emocional con el perro, eso es sinónimo de debilidad, y si soy débil ante el perro, entonces para él yo no tengo por qué tomar decisiones importantes, las toma el perro. Ahí entra el ‘¿Y por qué te vas y me dejas solo? Si yo tengo acá el control de la situación; si te vas de la casa, yo empiezo a chillar y a destruir porque no me has enseñado a estar sin ti y no sé qué hacer’. Eso es un problema”, explica Rivera.
Otro factor es cuando el dueño no puede dejar solo al perro en casa. Rivera ha tratado casos en los que toda la familia gira en torno al perro y llegan al punto de dejar a alguien en casa para que acompañe al animal.
“El perro, por un tema de salud mental y paz interior, tiene que aprender a estar solo porque es normal, es natural estar solo por momentos. No es que lo vayas a dejar solo 12 horas al día, pero por pocas horas es normal, así cuando salgas no encuentres destrozos a tu regreso ni vecinos quejándose por el ruido excesivo”, dice Rivera.
¿Cómo romper con la ansiedad?
Lo primero que se necesita es tener voluntad. La mayoría de personas que refuerzan conductas ansiosas en sus perros no lo hacen adrede sino por desconocimiento, pero una vez que toman consciencia, el 90% está dispuesto a entender a sus mascotas y mejorar.
Una forma es enseñarle al perro a ir a su cama, léase cama como cualquier superficie diferente al suelo, sea canil, colchoneta, net, manta, camita de tela. Ello le dará al perro algo que hacer. Pero tiene que ser ‘anda a tu cama’ porque si solo se le dice ‘ándate’, para el perro será ‘¿pero dónde me voy? No sé qué hacer’. ‘Ándate a tu cama’ es más específico.
Antes de salir a la calle
Si le dejas toda la casa libre, le estas dejando demasiadas alternativas para hacer, lo cual los abruma porque no tiene dirección. Por eso el perro destruye, rasca o se come las paredes. Rivera sugiere dejarlo en un canil porque eso reducirá las alternativas y lo único que le quedará hacer es chorrearse y descansar.
Los perros duermen el 70% del día, con o sin canil. Una forma de acostumbrarlos a estar en el canil es dándoles de comer adentro sin cerrar la puerta. Para animarlos a ingresar, se les puede llevar primero con correa y con una actitud calmada para que el perro lo asocie con algo positivo. Un juguete o un hueso manzano siempre ayudará.
Lento y firme
Es irreal que de tener un perro que se mete hasta la ducha con el dueño, de pronto ya se quede tranquilo en su camita. Lo recomendable es empezar a crear distancias paso a paso. Lo primero es lograr que el perro no duerma en tu cama, entonces cada vez que intente entrar a tu cuarto, con mucha seguridad, firmeza y postura corporal clara, se le dice “atrás” las veces que sea necesario. Para facilitar el proceso, se le puede poner su camita en la puerta del dormitorio. Lo mejor es buscar situaciones cotidianas para trabajar con el perro y ser repetitivo.

Fuente: http://elcomercio.pe/ Andrea Carrión / WUF

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