El plástico amenaza los océanos y la vida

La Fundación Ellen MacArthur, promotora de una economía que convierta los residuos en recursos, estima que en 2014 se produjeron 311 millones de toneladas de plástico, cifra que se piensa podría duplicarse en 20 años, por lo que se proyecta que para el 2050 habrá más plástico que peces en los océanos.
Según un estudio publicado en 2015 en la revista Science, China, Indonesia y Filipinas encabezan la clasificación de los países que más cantidad de plásticos lanzan al mar, y los 20 primeros de la lista –todos en Asia y África, excepto Estados Unidos y Brasil– son responsables del 83% del plástico que puede acabar en el mar.
Debido a que el plástico es un material sumamente duradero –su potencial de vida se mide en siglos– y capaz de dispersarse fácilmente, se encuentra en todos los océanos del mundo, aunque tal vez su característica más nociva sea que la luz del sol lo degrada, descomponiéndolo en piezas cada vez más pequeñas que atraen o desprenden químicos tóxicos mientras se desplazan libremente en las aguas oceánicas. No obstante, debido a que tiende a concentrarse en las poderosas corrientes circulares o en espiral que se forman en los mares, en la actualidad es posible identificar cinco zonas de concentración en las zonas subtropicales, conocidas como “islas” o “sopas” de plásticos: una en el Índico, dos en el Atlántico y dos en el Pacífico. De hecho, la “Isla de plástico”, una zona en el centro del Pacífico Norte cubierta de desechos marinos, se considera el mayor vertedero del mundo debido a su tamaño de cerca de 1,5 millones de kilómetros cuadrados, una vez y media la superficie de Venezuela; este basurero oceánico se caracteriza por tener concentraciones excepcionalmente altas de plástico suspendido y otros desechos atrapados en las corrientes del giro del Pacífico Norte, formado por un vórtice de corrientes oceánicas.
Aunque los microplásticos resultantes de la degradación (fragmentos inferiores a 5 mm e incluso menos) no forman parte del ciclo natural de nutrientes marinos, los peces los ingieren como su fuente de alimento, lo cual les ocasiona asfixia, estrangulación o desnutrición, en el caso de que su ingesta bloquee el estómago o el intestino del animal. Según el reciente informe Plásticos en el Pescado y el Marisco, elaborado por el laboratorio de investigación científica de Greenpeace, aunque las consecuencias potenciales de tales residuos plásticos para la salud humana aún no están claras y se requiere más investigación, es fundamental optar por la precaución.
El Grupo de Expertos de Naciones Unidas sobre Aspectos Científicos de la Protección Marina (GSAMP, por sus siglas en inglés) ha conducido recientemente varios estudios sobre la contaminación plástica, encontrando graves efectos. Al respecto, Peter Kershaw, director de GSAMP, dice: “Si no hacemos nada, vamos a ver cada vez más especies marinas desaparecer, comenzando por las focas y las ballenas”. Kershaw considera que la única solución está en ponerle fin a la cultura del plástico desechable e implementar un circuito cerrado para que el material sea reusado, reduciendo cada vez más la demanda para nueva producción.

Fuente: FERNANDO TRAVIESO / MAGALY IRADY

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