Fisioterapia para perros
Suena a broma, pero, al igual que las personas, los perros también sufren dolores por distintas afecciones o durante sus postoperatorios.
Para esos casos, puede recomendarse una fisioterapia, útil para soltar tensiones o compensar patologías físicas. “En principio, es igual que con las personas”, dice el veterinario Andreas Zohmann, quien se especializó en fisioterapia y dirige un centro de formación para fisioterapuetas veterinarios en la pequeña ciudad de Bad Wildungen en el estado de Hesse, en Alemania. Las terapias pueden ayudar a evitar patologías, mejorar el proceso de curación tras operaciones o a preparar a los animales para las operaciones. “Se trata de trabajar con el perro los grupos musculares necesarios”, explica Zohmann.
Al necesitarse un fisioterapeuta veterinario, es importante buscar bien al especialista, ya que no todas las personas tienen la capacidad de trabajar tan estrechamente con un animal. Un certificado no siempre asegura un tratamiento de calidad. Conviene confiar en la primera impresión que uno se lleva del consultorio, estar atento a qué servicios ofrece, y sobre todo, prestar atención al consejo del veterinario, ya que el fisoterapueta no lo reemplaza.
En el caso de los animales más viejos, en los que la fisioterapia sirve para mantener la calidad de vida del animal, el costo puede ser alto. ¿Y cuál es la terapia adecuada? En general se distingue entre las terapias con aparatos, en las que se emplean objetos adicionales, y terapias manuales como masajes, drenaje linfático o gimnasia terapéutica. En el caso de la terapia con aparatos, hay distintas opciones:
– Hidroterapia: la cinta subacuática es uno de sus componentes centrales. Sirve para fortalecer la musculatura tras operaciones o lesiones en los ligamentos cruzados. El perro camina por una colchoneta de goma hacia la piscina que tiene la cinta. Luego se mete agua en ella. Al caminar en el agua, se activan los músculos que pasan por las articulaciones de la cadera.
Esta terapia es conveniente en casos de displasia de cadera, y a veces ayuda a retrasar una operación. Otra terapia consiste en hacer nadar al perro en una piscina especial. Debido a la poca carga que representa para las articulaciones, se recomienda esta terapia en casos de artrosis. Sin embargo, hay que tener cuidado con perros con enfermedades del corazón o epilepsia. En el caso de perros ancianos, hay que decidir en base a su capacidad de movilidad.
– Terapias generales de movimiento: el especialista puede trabajar en la movilidad del perro poniéndole determinados obstáculos, hamacas, tablas que se mueven o colchonetas blandas. Esto sirve en casos de operaciones, cuando el perro sigue manteniendo una de las patas en el aire, lo que hace que sobrecargue las otras. La idea es balancear la carga. Determinados ejercicios también pueden ser de utilidad en el caso de problemas de coordinación tras lesiones de discos intervertebrales.
– Termoterapia: consiste en impulsar o bajar la circulación. El frío se aplica en procesos inflamatorios con compresas de queso fresco o gel frío. En el caso de artritis, puede ser más útil la aplicación de calor mediante lámparas infrarrojas o almohadas con semillas recalentadas. La terapia de calor se suele combinar con otros tratamientos, como masajes.
– Electroterapia: se emplea para ayudar a sanar heridas o en caso de dolores musculares y consiste en dirigir impulsos a la zona de dolor mediante electrodos. Muchos terapeutas buscan también con ello fortalecer los músculos. En el caso de parálisis, por ejemplo por problemas en los discos intervertebrales, los impulsos pueden ayudar a estimular la actividad de los nervios. En el caso de perros con tumores o epilépticos, hay que dar aviso al terapeuta y evaluar con él los riesgos.