Google tiene un plan para combatir el cambio climático con sal
El hermético equipo especial X de Alphabet, matriz de Google, tiene una idea que podría salvar al mundo. Un proyecto con el nombre clave de Malta que involucra tanques con sal y anticongelante.
El laboratorio de investigación, que dio a luz al vehículo sin conductor de Google hace casi una década, está desarrollando un sistema para almacenar energía renovable que de lo contrario se perdería.
Puede ubicarse prácticamente en cualquier parte, tiene el potencial de durar más que las baterías de iones de litio y competir en precio con nuevas plantas hidroeléctricas y otros métodos existentes de almacenamiento de electricidad limpia, según los ejecutivos y científicos de X.
El sistema mezcla una técnica establecida con componentes recientemente diseñados. “Piénselo, en un nivel muy simple, como un refrigerador y un avión”, dijo Julian Green, el gerente de producto de Malta.
Dos tanques se llenan con sal y dos se llenan con anticongelante o un líquido hidrocarburo. El sistema absorbe energía en forma de electricidad y la transforma en corrientes separadas de aire frío y caliente. Uno calienta la sal mientras que el otro refrigera el anticongelante, un poco como un refrigerador.
La parte del ‘avión’: si se enciende un interruptor y el proceso se invierte. El aire caliente y frío se precipitan el uno hacia el otro, creando ráfagas potentes que hacen girar una turbina y escupen electricidad cuando la red lo necesita. La sal mantiene su temperatura bien, por lo que el sistema puede almacenar energía durante muchas horas, e incluso días, dependiendo de cuánto aísle los tanques.
Los científicos ya han demostrado esto como una técnica de almacenamiento plausible. La contribución de Malta fue diseñar un sistema que funciona a temperaturas más bajas, por lo que no requiere cerámicas y aceros especializados y costosos.
“La física termodinámica es bien conocida por cualquiera que haya estudiado lo suficiente en la universidad”, dijo Green. “El truco es hacerlo a la temperatura adecuada, con materiales baratos, eso es muy atractivo”.
La investigación de Robert Laughlin, Nobel de Física en 1998, sentó las bases para Malta, es él es consultor del proyecto. Se reunió con representantes de X en una conferencia hace unos años, discutieron la idea, y la firma finalmente decidió financiar el proyecto y construir un pequeño equipo para ejecutarlo.
Laughlin cree que X está más comprometido que los posibles inversionistas anteriores. X no revela cuánto ha invertido hasta ahora, pero es suficiente para Laughlin. “(Es) una bendición caída del cielo”, dijo. “X entró y dio un mordisco gigante de este problema”.
BILLONES Y BILLONES
Los capitalistas riesgo y, cada vez más, los gobiernos, han reducido los fondos y el apoyo a la tecnología y las empresas que giran en torno de alternativas a los combustibles fósiles.
“Si la fábrica de proyectos ambiciosos no aborda un problema grande e importante como el cambio climático, quizá nunca llegue a resolverse”, dijo Obi Felten, directora en X. “Si queremos empezar a resolverlo, hay billones y billones de dólares en oportunidades de mercado”.
Malta todavía no es un proyecto oficial de X, pero “ha eliminado riesgo” en un grado suficiente como para que el equipo busque ahora socios con el fin de construir, operar y conectar el prototipo de tamaño comercial a la red, dijo Felten.
Esto significa que Alphabet puede asociarse o competir con potencias industriales como Siemens, ABB y General Electric. X está incursionando en un mercado que podría ver inversiones por 40 mil millones para 2024, según Bloomberg New Energy Finance (BNEF).
ENERGÍA ‘TIRADA A LA BASURA’
Este año se almacenarán aproximadamente 790 megavatios de energía y se espera que la capacidad global alcance 45 gigavatios en siete años, estima BNEF.
En el primer semestre de este año, California desechó más de 300 mil megavatios producidos por paneles solares y parques eólicos ya que no existe una buena manera de almacenarlos. Esto es suficiente para alimentar decenas de miles de hogares. Aproximadamente el 4 por ciento de toda la energía eólica de Alemania fue desechada en 2015, según Bloomberg New Energy Finance. China tira más del 17 por ciento.