La basura genera energía

En el mundo, cada día se tiran miles de toneladas de desechos. Un problema que genera más de un quebradero de cabeza, porque los vertederos no son capaces de asumir tanta cantidad de basura, especialmente en áreas muy pobladas, donde el número de habitantes crece casi sin parar y no es posible contar con tanto espacio libre como para seguir tirando desperdicios. Este sin duda es uno de los motivos por el que desde hace años se estudian fórmulas con las que no solo eliminar de forma adecuada la basura sino aprovecharla de alguna forma positiva. Fórmulas que han dado su fruto, porque hoy podemos convertir los desechos en energía y lograr dos objetivos: deshacernos de los desperdicios a la vez que cubrimos las necesidades energéticas de las ciudades, que cada vez son mayores.
Biogás, un recurso energético sostenible y ecológico
Lo mejor de todo, es que aprovechar la basura para generar energía es renovable, como la luz del sol o el viento, y ecológico. Por una parte, acabamos con los vertidos tóxicos y peligrosos que contaminan cada vez más nuestros mares y océanos. Por otra, conseguimos una forma de energía que no produce gases nocivos, como ocurre con el carbón y otros combustibles fósiles. Además de que es una fuente inagotable, ya que es evidente que no dejaremos de generar basura nunca.
Para producir este biogás, los vertederos deben convertirse en zonas de almacenamiento de residuos, donde los líquidos se canalizan y el gas se concentra gracias a una capa geotextil que impide que este se escape a la superficie. El agua se filtra y trata para devolverlo a las fuentes naturales libre de residuos o usarla en el riego, mientras que los sólidos pueden aprovecharse para abonar tierras de cultivo.
Creación de puestos de trabajo: una ventaja adicional
La generación de energía a través de los residuos urbanos tiene otra ventaja añadida. Y es que con ello se generan puestos de trabajo, de todos los niveles de especialización, lo cual dinamiza zonas en las que hay pocas posibilidades laborales.
Desde peones hasta técnicos, el proceso de producción requiere múltiples perfiles laborales. Es por eso que además de una ventaja ecológica, esta industria supone beneficios económicos a todos los niveles.

Fuente: http://www.atlantico.net/

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