La contaminación del aire en China e India ya llegó a la estratósfera

Esta verificación científica surge de un análisis ecológico de las tormentas monzónicas que, además de alcanzar las alturas de los montes Himalaya, se proyectan hacia la estratósfera incentivando el calentamiento global.
La publicación de este nuevo estudio destaca la interacción de las tempestades estacionales del sur asiático conocidas como “monzones” con la contaminación del aire por sobrecarga de los llamados “aerosoles” climáticos.
Si bien el término “aerosol” suele referirse a líquidos almacenados bajo presión en envases herméticos, también en los estudios ambientales remite a partículas muy pequeñas de sólidos (o líquidos) suspendidas en el aire.
Las evidencias indican que las micropartículas que contaminan el aire de China e India no sólo se multiplican en cantidad, sino que también son bombeadas hacia elevadas alturas de la atmósfera, debido a la acción del sistema de monzones del verano en el sur asiático.
El estudio sostiene que la contaminación ambiental está alterando la dinámica de los monzones, de modo que los aerosoles nocivos, surgidos de la quema masiva de combustibles fósiles y de leña, absorben la radiación solar e incrementan el calentamiento global.
En sus verificaciones, los científicos constataron que “los aerosoles juegan un papel principal en la circulación del viento monzónico, lo cual causa grandes diferencias de temperatura entre las secciones norte y sur de la estratósfera”.
No fueron los únicos científicos que comprobaron la presencia de contaminantes en la estratósfera, que es la capa atmosférica inmediatamente por encima de la tropósfera que contiene todo el ozono que circunda la tierra.
El bombeo hacia las alturas de los aerosoles había sido ya detectado por el Calipso, un satélite franco-estadounidense puesto en órbita en 2006.
Durante la temporada pre-monzónica (de marzo a mayo), hollín proveniente del norte de India y polvillo de los desiertos de China occidental, Afganistán y Pakistán se acumulan en las laderas de los montes Himalaya.
Y dado que los aerosoles absorben el calor ambiental, calientan el aire circundante como un bombeador hasta 15 kilómetros por encima de la cumbre de la cadena del Himalaya.
Como consecuencia de estos procesos, los especialistas sostienen que no se trata apenas de modificaciones en la pauta de los monzones y la incentivación del calentamiento global.
En tales alturas los contaminantes podrían dispersarse globalmente y destruir la capa de ozono que nos protege de la radiación utravioleta.
Lo cual, por añadidura, generaría cáncer de piel, cataratas y supresión del sistema inmunológico de los seres humanos, así como la reducción de los cultivos alimentarios.

Fuente: Miguel Grinberg - Especial para Télam

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