La inmensa fuente de contaminación de la que no nos habíamos dado cuenta
Un estudio publicado hace unos días en la revista BioScience asegura que 1,3% de los gases de efecto invernadero de todo el mundo no viene de ninguna de lasopciones expuestas arriba.
Son los embalses y represas construidos por el hombre -ya sea para generar electricidad, tener agua potable u otros fines- los que generan 1.000 millones de toneladas anuales de gases contaminantes.
Para tener una idea, esto es más que el dióxido de carbono que se genera en toda Canadá.
Esto quiere decir que si los cálculos de los expertos de universidades de Estados Unidos, Canadá, China, Brasil y Holanda son correctos, estamos emitiendo más gases a la atmósfera de lo que venimos calculando.
No es una buena noticia, teniendo en cuenta que la semana pasada el Instituto de Oceanografía Scripp, en EE.UU., anunció que los niveles de CO2 en la atmósfera habían superado las 400 partes por millón, por lo que había pocas esperanzas de regresar a los niveles de seguridad de 350ppm.
El estudio no hizo diferencia entre represas para producir energía y otros embalses.
Los expertos científicos creen que mantener la concentración de gases de efecto invernadero por debajo de las 400 ppm es vital para evitar que la temperatura del mundo suba por encima de los 2 grados Celsius con respecto a la era pre-industrial.
En el caso de los embalses, los expertos creen que son una fuente importante de metano, un gas con efecto invernadero que si bien tiene una vida corta en la atmósfera, a lo largo de un siglo es 34 veces más potente que el dióxido de carbono.
Y del total de gases que los embalses y represas generan, el 80% es metano.
“Teníamos una idea de que el metano iba a ser muy importante (en nuestro estudio), pero nos sorprendió cuán importante es”, señaló Bridget Deemer, jefa del estudio e investigadora asociada de la Universidad del Estado de Washington, en EE.UU.
Cuando se inundan grandes extensiones de terreno, la materia orgánica se empieza a descomponer y produce metano.
Al contrario que los lagos naturales, los embalses tienden a inundar grandes extensiones de materia orgánica que, en la medida que se va descomponiendo, produce dióxido de carbono, metano y óxido nitroso.
Estos embalses también reciben de los ríos mucha materia orgánica y nutrientes, como nitrógeno y fósforo; lo que estimula la producción de gases contaminantes.
“Y descubrimos que las emisiones de metano estimadas por embalse es 25% superior a lo que se pensaba hasta ahora”, le djo Deemer al diario Washington Post.
“Esto es significativo si tomamos en cuenta la creciente proliferación de represas en el mundo”.