La trucha, última víctima del calentamiento global
El cambio climático producirá un aumento de la temperatura del agua de los ríos hasta niveles insoportables por la trucha común, lo que podría poner en riesgo la viabilidad de la especie, alertan investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid, informa Efe.
En un estudio, los investigadores recuerdan que la trucha común (Salmo trutta) tiene en la península Ibérica el límite meridional de su distribución natural, en ríos donde la temperatura es más baja de lo normal y ello hace a la especie más susceptible a los cambios térmicos.
Según las previsiones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas, a finales del siglo XXI la temperatura media del aire en verano se incrementará entre 3 y 8 grados centígrados en el centro de la península ibérica y esto afectará a la temperatura del agua.
Los trabajos de los investigadores se han centrado en los ríos Cega y Pirón, situados en la margen izquierda de la cuenca del Duero, donde se realizado muestreos intensivos de las comunidades ícticas y su hábitat.
Según sus conclusiones, ambos ríos podrían registrar episodios de aumento de la temperatura del agua durante más días y con mayor frecuencia y duración, hasta el punto de que el hábitat térmico de la trucha se reduciría hasta el 56 por ciento en el río Cega y hasta el once por ciento en el Pirón.
El estudio añade que la situación se puede agravar «hasta hacerse crítica» por la reducción de caudales prevista por el cambio climático y por las extracciones de agua para regadío, que han aumentado de manera importante en las últimas décadas.
Además, según los investigadores, las descargas de agua subterránea, que proveen a los ríos de cierta resistencia al cambio térmico, podrían elevar aún más la temperatura de éstos al verse también afectadas por el calentamiento global.
El estudio añade que las truchas tienen una relativa plasticidad térmica en estados tempranos de desarrollo, lo que podría permitir su adaptación evolutiva al cambio climático si este no es muy repentino, aunque matiza que esta capacidad «puede ser insuficiente y debe ser aún comprobada».