Las zapatillas ecológicas confeccionadas por presos

Ya llevan recicladas 13 toneladas de neumáticos y casi dos toneladas de rezagos textiles.
Crear una marca no es tarea fácil. Fabricar un producto atractivo y rentable que, a su vez, cuide el ambiente y genere trabajo para personas excluidas es más arduo aún. ¿Misión imposible? No, para nada. Así lo demuestra el mendocino Alejandro Malgor y su empresa de ecoshoes Xinca, que pone en marcha un modelo de negocios diferente y necesario.
“¿Qué es lo que más usan las personas?”, se preguntó Alejandro Malgor junto con sus amigos y socios Ezequiel Gotti y Nazareno El Hom en 2013, en el inicio de esta idea que les cambiaría la vida. La respuesta fue: ¡zapatillas! A continuación, pensaron en cómo desarrollar este producto y lograr mejorar el entorno natural y social al mismo tiempo. Menuda tarea.
Tras analizarlo notaron que en los residuos había un potencial oculto y que, en un mundo en que miles y miles de personas no tenían sus mismas oportunidades, buscarían poder revertir esa realidad con su proyecto. Así, a través del poder transformador del trabajo capacitaron y reinsertaron a quienes el sistema suele darles la espalda.
Al saber que solo en Argentina se desechan 100.000 toneladas de neumáticos al año, buscaron recuperar un buen porcentaje de ese caucho -tras un proceso de triturado- para confeccionar las suelas del calzado. De la industria textil y sus rezagos -otro gran agente contaminador- tomaron parte del material para las capelladas. ¿Por qué consumir todo el tiempo materiales vírgenes cuando hay tanto para reciclar y de buenísima calidad?”, se pregunta Malgor.
Su modelo de negocios requirió esfuerzo, pero nunca pensaron en tomar el camino más fácil. Gracias a ello llevan confeccionados 20.000 pares desde sus comienzos. Esto significa que reciclaron más de 13 toneladas de neumáticos, dos toneladas de bladder (residuo de la construcción de neumáticos) y casi dos toneladas de residuos textiles. Además, y no menos importante, lograron que actualmente en el taller trabajen 32 internos del penal de San Felipe.
“Queremos contagiar esta manera de hacer negocio”, cuenta Malgor. “No queremos solo lograr ser financieramente exitosos sino, principalmente, redefinir la forma de trabajar para lograr mejorar la sociedad y dejar un mejor planeta para las generaciones futuras”. Además, agrega: “Buscamos cambiar la percepción de la basura y hacer algo lindo, realmente estético”.

Fuente: Meri Castro - http://www.lanacion.com.ar/

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