Ofrecen 20 mil pesos de recompensa por encontrar a Bruno, “el perro del pueblo”
La desesperación por encontrar a un integrante más de la familia llevó a Gustavo, Elsa su mujer y sus cuatro hijos a ofrecer una gran recompensa para quien encuentre a su perro Bruno, perdido hace dos meses por la zona de Belgrano.
La ciudad está empapelada con enormes carteles que piden colaboración. “Soy Bruno, ayudame, decile a tu vecino que me devuelva”, se puede leer con una foto del can. Es que Gustavo sospecha que alguien lo tiene de buena fe y no se enteró que atrás hay seis personas angustiadas por esa pérdida.
“Mi familia es un cementerio, estamos agotando todas las posibilidades”, aseguró Gustavo en diálogo con minutouno.com.
El perro llegó a la casa cuando tenía 45 días, luego de que su madre fuera rescatada embarazada. Por ese entonces, los más chicos de la familia tenían 9 y 7 años. “Mis hijos de 20 y 22 se criaron con él, lo extrañan horrores. Lo tenemos desde los 45 días, cuando una señora rescató a una perra y dio en adopción a los cachorros”, relató Gustavo.
El perro del pueblo
De color negro, con muchas canas y mirada de circunstancia, Bruno se ganó el cariño de muchos vecinos del barrio que hoy le cuentan a la familia sus anécdotas junto al perro. Es que Bruno era un perro amado pero libre, un “atorrante con alma de ángel”, dice la familia.
“Él hacía vida de portero, porque a las cinco de la tarde se iba con el encargado a la puerta y se quedaba ahí sentadito viendo la gente pasar, hasta las ocho. En el barrio hay muchos chiquitos que pasaban por la puerta porque salen del colegio y lo saludaban y hacían mimos. Era el perro del pueblo, todos los conocían”, se lamentó.
Elsa, la madre de los niños, agregó que no deja de sorprenderse por las historias de su perro que recién ahora están conociendo, a partir de su desaparición.
“El encargado me contó que el otro día pasó una mamá con un nene y le preguntaron por Bruno. El portero dijo ‘todavía no aparece’, y el chiquito le preguntó medio llorando ‘¿entonces Bruno se perdió y no vuelve más?’. La mamá empezó a enderezar el tema porque veía la angustia del hijo. Le dijo que seguramente pronto regresaba”, detalló.
Por último agregó que “hay historias que no conocemos porque con cada vecino tejió su propia rutina y vínculo con Bruno”.
“Ahora me preguntan ‘¿vos sos el dueño?’. Me cuentan que a una mujer la acompañaba a la feria y ella le daba alguna galletita… Bruno tejió un montón de lazos y ahora me estoy enterando”, continuó Gustavo.
El perro del pueblo
De color negro, con muchas canas y mirada de circunstancia, Bruno se ganó el cariño de muchos vecinos del barrio que hoy le cuentan a la familia sus anécdotas junto al perro. Es que Bruno era un perro amado pero libre, un “atorrante con alma de ángel”, dice la familia. “Él hacía vida de portero, porque a las cinco de la tarde se iba con el encargado a la puerta y se quedaba ahí sentadito viendo la gente pasar, hasta las ocho. En el barrio hay muchos chiquitos que pasaban por la puerta porque salen del colegio y lo saludaban y hacían mimos. Era el perro del pueblo, todos los conocían”, se lamentó.