¿Qué es el Consumo Responsable?
Es una manera de consumir bienes y servicios teniendo en cuenta, además de las variables de precio y calidad, las características sociales y laborales del entorno de producción y las consecuencias medioambientales posteriores. Cada producto o servicio tiene una historia: antes de llegar a la góndola o local comercial, los mismos han pasado por distintas instancias (materia prima, fabricación o ensamblado, distribución, canales de venta, etc.).
Existen productos que promueven situaciones de equidad, participación, cuidado de medio ambiente (empresas que promueven el trabajo genuino, que implementan plantas de tratamientos de contaminantes) y otros que mantienen situaciones de inequidad o contaminación (empresas que contratan a niños o que no respetan la jornada laboral).
Asimismo el consumo no termina en la acción de consumir. En general, todo consumo genera residuos. En nuestra ciudad se producen aproximadamente 500 toneladas de residuos por día que no reciben tratamiento. Esta realidad nos obliga a pensar estrategias de reciclado, ya que la basura enterrada indiscriminadamente o sin clasificar, genera contaminación.
Actualmente existen emprendimientos cooperativos de reciclado de papel que brindan una salida laboral a muchas familias porteñas. La elección de este tipo de productos “responsables”, es una clara opción para quienes optan por la modalidad del consumo responsable.
El rol de las empresas
A futuro se espera que las grandes empresas incorporen esta modalidad para la elaboración de sus productos. Cómo ejemplo actual podemos citar la utilización por parte de algunas empresas de envases de vidrio. El consumidor que elige estos envases está propiciando una menor generación de basura (lo envases de vidrio son reutilizables) y una menor contaminación, ya que el vidrio se degrada casi diez veces más rápido que el plástico.
Fomentar un consumo responsable es entender que los recursos naturales no son renovables y que las generaciones futuras deben tener las condiciones necesarias para poder vivir. El consumidor elige en el mercado la historia que se contará en el futuro.
Podríamos esquemáticamente distinguir tres aspectos fundamentales o formas de consumir que constituyen lo que se denomina consumo responsable:
1. Un Consumo Ético, requiere introducir aspectos valorativos a la hora de consumir o de optar por un producto. Se hace especial énfasis en la austeridad, es decir, se trata de discernir entre las necesidades reales y las creadas por la publicidad que incentiva el consumo como forma de alcanzar la felicidad y el bienestar (consumismo). Esta mirada crítica lleva a una reducción en la cantidad de productos consumidos y por lo tanto disminuye el volumen de basura y la contaminación que se produce en la producción y el consumo.
2. Un Consumo Ecológico, que implica un circuito básico de producción a partir de la reducción, la reutilización y el reciclamiento de los distintos productos sociales. También se analizan los productos de origen orgánicos poniendo el acento en la generación de una agricultura y ganadería ecológicas, la opción por la producción artesana, y todas aquellas formas de producción que no deterioren las condiciones del medio ambiente.
3. Un Consumo Social o Solidario, es el que tiene en cuenta las relaciones sociales y condiciones laborales en las que se ha elaborado un producto o brindado un servicio. Se podría incluir al comercio justo, el que propone acercar al productor con el consumidor final para eliminar las mediaciones que elevan los precios. Se trata de pagar lo justo por el trabajo realizado, tanto a los productores de las zonas periféricas como a los que están en nuestro ámbito local y de potenciar alternativas sociales de producción e integración, promoviendo un desarrollo equitativo y sustentable.