Un estudio que confirma que el núcleo interno de la Tierra es “sólido y blando”

“Esto significa que se puede deformar más fácilmente y tiene varias implicaciones para entender sus composición mineral y el interior profundo de la Tierra”, le dice a BBC Mundo el ingeniero físico Hrvoje Tkalčić, coautor de la investigación.
Entre las implicaciones que menciona Tkalčić están la comprensión de fenómenos como la rotación del núcleo central respecto al manto de la Tierra, los cambios en la duración de los días y el campo geomagnético que influye directamente sobre la vida en la superficie de la Tierra.
“El núcleo central de la Tierra es una profunda cápsula del tiempo, desde la cual podemos entender el pasado, el presente y el futuro del planeta”, dice Tkalčić.
Tkalčić describe el núcleo central como “un planeta dentro de un planeta”.
“Es una esfera caliente con una masa de cien quintillones (1 seguido de 30 ceros) de toneladas de hierro y níquel que yace a 5.150 kilómetros debajo de nuestros pies, a la espera de ser descubierta”.
Por ahora llegar a esas profundidades resulta imposible, así que la manera de aprender del núcleo interno es a través de las ondas sísmicas.
La clave estuvo en analizar las llamadas “ondas J”, un tipo de onda que solo puede viajar a través de objetos sólidos.
Hasta ahora, la rigidez del núcleo central no estaba bien determinada porque no había una observación directa de las ondas que lo atraviesan.
“Con este estudio lo logramos”, explica Tkalčić. “Detectamos la presencias de ondas J, medimos su velocidad en el núcleo central y con base en ello, obtuvimos una medida de su rigidez”.
De acuerdo con la revista Science, donde fue publicado el estudio, este hallazgo “concluye 80 años de búsqueda de la prueba de la solidez del núcleo central”.
Las ondas J del interior de la Tierra son tan pequeñas y débiles que siempre ha sido el “Santo Grial” que los sismólogos han querido hallar.
En este caso, en vez de buscar la llegada directa de ondas J, Tkalčić y su colega Thanh-Son Phạm se enfocaron en hallar las similitudes entre varios de sismogramas ubicados en distintas partes del mundo.
Esto les permitió construir una “huella digital” de las ondas sísmicas de la Tierra, a partir de la cual pudieron detectar las ondas J y medir su velocidad con una certeza sin precedentes.

Fuente: BBC News Mundo

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