Los animales más apestosos

Gracias a un impresionante control muscular, el zorrillo puede apuntarle a la cara de su enemigo a una distancia de más de dos metros, mientras se da tiempo para escaparse.
Algo similar hace la abubilla arbórea verde, un pájaro tropical oriundo de África, que apunta su cola a los animales que lo amenazan y excreta un olor fétido.
Las sustancias químicas responsables por ese olor incluyen el dimetilsulfuro, que le da a los huevos podridos su distintivo olor.
Las abubillas verdes jóvenes también pueden expulsar heces líquidas al ser atacadas.
Y el fulmar, un ave marina emparentada con el albatros, es igualmente asquerosa. Come de todo, desde pescado hasta basura, y eso le sirve de munición.
Cuando sus polluelos se sienten amenazados lanzan un proyectil de vómito, un aceite hediondo procedente del estómago
El mal olor quizás incluso ayuda a las aves a mantenerse libre de parásitos y microbios.
Un estudio encontró 17 compuestos antimicrobianos en las excreciones de la abubilla arbórea que podrían protegerla de piojos, bacterias, levadura, moho e incluso hongos.
Pequeños olorosos
Los científicos creen que el vómito del fulmar también lo ayuda a protegerlo de piojos y bacterias.
Cuando un milpiés se siente amenazado, se enrolla como un espiral y expulsa un líquido asqueroso que es, además, altamente tóxico. Una especie excreta suficiente cianuro de hidrógeno para matar a un ratón seis veces.
De forma parecida, el escarabajo bombardero expulsa un líquido desde la punta de su abdomen.
El coleóptero almacena hidroquinona y peróxido de hidrógeno en cavidades separadas. Juntas, las sustancias generan una reacción química que calienta el espray hasta casi 100°C.
Se trata de un chorro rítmico y pulsante semejante al de una ametralladora, resultando letal para otros insectos que lo atacan.
Plantas pestilentes
Algunas especies de plantas imitan los olores de carne podrida y excrementos para atraer insectos. Esa pestilencia las ayuda a esparcir sus semillas.
Es el caso de la Rafflesia arnoldii, que habita en el sudeste asiático. Tiene la flor individual más grande del mundo y emite un poderoso olor de carne podrida para atraer a las moscas.
Y la gigante Amorphophallus titanium, o “falo amorfo titánico”, produce un enorme racimo de flores que se eleva tres metros sobre el suelo.
Originaria de las selvas de Sumatra, rara vez florece, pero cuando lo hace despliega sus pétalos y lanza un fuerte olor parecido al de la carne descompuesta.
El “aroma” es irresistible para las abejas de la miel, moscas y escarabajos carroñeros, insectos que se alimentan de restos de animales.

Fuente: Jasmin Fox-Skelly - BBC Earth

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *