30 toros serán torturados en la “fiesta” de San Fermín

Sí, los Sanfermines también son tauromaquia. Una de las siete mayores fiestas del mundo tiene lugar cada año en Pamplona y se celebra con sangre.
Cerca de 50 animales (entre toros de lidia y cabestros) se verán obligados a correr entre el gentío, sometidos a un estrés inimaginable por el ruido y la persecución, resbalando sobre el pavimento, lo que les causa graves hematomas, torceduras e incluso fracturas en sus extremidades por las caídas, para llegar después completamente desorientados, agotados y aterrorizados a la plaza. Es posible que además hayan pasado horas sin comer y sin beber, por lo que sus fuerzas se encuentran aún más mermadas.
Sí, en los Sanfermines también mueren toros
Este año 30 toros serán torturados en honor a San Fermín. Cada uno de ellos sufrirá el mismo tormento que cualquier toro en cualquier plaza: la lanza del picador clavada en la base del lomo para que no pueda levantar la cabeza, los arpones de las banderillas clavándose en sus músculos, la pérdida de sangre hasta quedar completamente debilitado, la imposibilidad de huir, el acorralamiento, el miedo, los ataques con el estoque atravesando sus órganos internos, la hemorragia, los pulmones encharcados, los vómitos de sangre, la asfixia, la parálisis cuando su espina dorsal es atravesada, la agonía, la muerte.
Arranca el estallido taurómaco, Pamplona se llena de pañuelos rojos durante 9 días en los que todo gira en torno a la más sangrienta expresión del maltrato animal y de la falta de compasión.
Otra de las miserias de la celebración reside en que las corridas de toros de los Sanfermines son benéficas, los fondos obtenidos de la venta de entradas se destinarán “al cuidado de ancianos” según indican en su web oficial. ¿Puede haber algo más perverso que torturar animales inocentes en nombre de la solidaridad?
Como cada año, activistas animalistas de distintas organizaciones y colectivos han protestado en Pamplona para visibilizar lo que parece quedar en un segundo plano: los Sanfermines son unas fiestas de violencia y crueldad para los animales. Sin embargo, miles de personas acudirán a dejar su dinero en la ciudad durante estos días, obviando su contribución directa al sostenimiento de una celebración anacrónica que supone una vergüenza para cualquier sociedad que pretenda llamarse civilizada.
Los Sanfermines tienen más en común con el Toro de la Vega que con un gran evento cultural digno de reconocimiento internacional. Sí, Pamplona estos días se parece mucho a Tordesillas. Comparten la defensa irracional de la tradición por encima de los valores, la indiferencia hacia el sufrimiento de los que no pueden defenderse, la falta de innovación y de coraje para dar un paso al frente con propuestas de ocio y diversión ajustadas a los tiempos que vivimos.

Fuente: http://www.cuerpomente.com/

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