A sus 91 años fabrica sillas de ruedas para perros

Si buscas en el diccionario el significado de bondad, seguro junto a ese grupo de letras encontrarás a Lincoln Parkes, un hombre que a más de sus 91 años, fabrica sillas de ruedas para perros, gatos, puerquitos, conejos, gallitas y más. Es un veterinario retirado y veterano de guerra que simplemente “desea un vida mejor para todos los animales”.
Tras seis décadas de realizar labor especializada en cirugías veterinarias, encontró una nueva pasión en la vida, ayudar a animales con problemas de movilidad a recobrar la capacidad de trasladarse de un punto a otro, en la medida de lo posible por sus propios medios.
Con esta premisa, fundó la empresa K-9 Cart, la cual ofrece sillas de ruedas para animales. Los precios inician en 300 dólares y no solo las vende, hace un seguimiento de cada caso, por lo que cuando esos animales parten al otro lado del arcoíris, se asegura de que esa silla sea entregada a otro animal con la misma necesidad.
Es en Bahía de Chesapeake, en el estado de Maryland, donde Lincoln Parkes estableció su taller. Diariamente dedica cerca de 10 horas a la labor y asegura que el tamaño del animal no importa, sino el amor que hay entre él y su familia. La idea de su empresa surgió a raíz de la gran cantidad de animales domésticos que eran sacrificados por problemas de motricidad.
Hoy, gracias a su labor, varios animales han extendido su expectativa de vida, pues Parkes asegura que “Cuando pueden usar sus patas delanteras, su espíritu vuela, son como niños que obtuvieron su independencia”.
Han pasado 27 años desde su retiro de la profesión veterinaria, pero no ha pasado un solo día sin seguir disfrutando de su pasión más grande en la vida : ayudar a un animal a ser feliz y sano. De hecho, su especialidad dentro del mundo veterinario era neurocirugía y ortopedia.
Las primeras sillas de ruedas que creó fueron con tablas de madera y las llantas de carreolas de bebés, era algo que en aquellos días, oficialmente, su empresa surgió en 1961, después de servir militarmente en la Segunda Guerra Mundial y terminar sus especialidades veterinarias.
Parkes asegura que sus sillas son útiles porque la gente se enamora de sus compañeros animales no hay nada que pueda reemplazarles, llenan un pedazo de su vida de una forma que no puede ser igualada, así que era obvia la necesidad de muchos, salvar a sus compañeros.
Los primeros 20 años del negocio era el único en ofrecer el artículo pero hoy es algo común y varios negocios se especializan en la elaboración de sillas de ruedas animales. La edad no es un impedimento pues aunque casi tiene un siglo de vida, se sigue levantando cada día con el propósito de mejorar la vida de un animal.
Para Lincoln Parkes el propósito es claro y lo resume como “Salvar vidas se siente bien”.

Fuente: Brenda Colón Navar - www.soycarmin.com

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