Advierten que el cambio climático podría disminuir las colonias del pingüino “emperador”

El aumento de temperaturas causado por el cambio climático derrite el pack marino o mar congelado, superficie sobre la cual el pingüino emperador desarrolla las etapas más importantes de su ciclo vital, y esto podría llevar a la virtual desaparición de esa especie que es considerada uno de los depredadores tope del continente.
Esta advertencia surge del trabajo de investigadores del Instituto Antártico Argentino (IAA) que monitorean todos los años las colonias de pingüinos en la Antártida. Lo hacen a través del conteo de la cantidad de adultos que forman las colonias reproductivas. Este parámetro poblacional es de importancia ya que muestra el tamaño de las colonias y cómo varía año a año.
“El pingüino emperador es el más grande de los pingüinos, y a diferencia del resto no hace nido, sino que lleva su huevo todo el tiempo entre sus patas y pasa las etapas más importantes de su ciclo de vida sobre superficies de hielo que hoy se están perdiendo por el cambio climático; si nada cambia es probable que en tres o cuatro décadas la mayoría de las colonias de esta especie entre el paralelo 60 y el 70 de latitud sur desaparezcan”, alertó Marcela Libertelli, licenciada en ciencias biológicas y jefa del Departamento de Biología de Predadores Tope del IAA.
La especialista agregó que “toda la comunidad internacional antártica está atenta a esta situación y se analiza declarar al pingüino emperador como especie especialmente protegida, lo que no solucionaría las consecuencias del cambio climático pero al menos impediría que las actividades turísticas que hoy tienen como atractivo la visita a esas colonias de aves ya no puedan acercarse a ellas”.
Marcela Libertelli, licenciada en ciencias biológicas y jefa del Departamento de Biología de Predadores Tope del IAA, afirmó que, “en lo que respecta al estudio de aves en la Antártida, además de monitorear al pingüino emperador también estudiamos a los pingüinos del género Pygoscelis, que son el Adelia, el Barbijo y el Papúa. Son más pequeños pero más numerosos, y también aves voladores como petreles gigantes, petreles de las tormentas o cormoranes entre otros”.
“Nuestro trabajo se desarrolla en distintas bases antárticas argentinas. Hacemos relevamientos en la zona de Base Carlini, en Base Orcadas, en Base Brown, Base Esperanza, Base Marambio y Base Primavera; además desde el año 2014 estamos realizando relevamientos aéreos de una colonia de pingüino emperador sobre la barrera de hielos Larsen C con un avión Twin Otter de la Fuerza Aérea Argentina”, detalló.
Libertelli sostuvo que “los depredadores tope de la Antártida, tanto aves como mamíferos, nos dan una referencia del stock poblacional de los recursos vivos marinos antárticos, como conocer de su disponibilidad y la ubicación de los stocks”.
Y agregó: “Tener información de las principales poblaciones de presas como el krill y algunas especies de peces es muy importante para conocer el estado de las poblaciones clave que forman parte de la red trófica antártica”.
La científica subrayó que “hace años que investigamos estas poblaciones y hemos visto que el cambio climático afecta las poblaciones de aves, algunas de las cuáles van disminuyendo, también se suma el impacto producido por una creciente actividad turística en el continente”.
“Otro desafío que enfrentan los depredadores antárticos es el de la industria pesquera, hay países como Noruega, China, Rusia o Japón que habilitan la pesca en aguas antárticas a niveles que inciden en el equilibrio de los ecosistemas; dentro del ámbito del Tratado Antártico se busca algún consenso sobre el tema pero es complejo porque para avanzar hace falta unanimidad”, completó.

Fuente: www.pagina12.com.ar

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