Agonizan los animales en Venezuela por la hambruna
En Venezuela, los pobres y una cada vez más exigua clase media enfrentan una severa crisis económica que se ha traducido en una escasez de alimentos y unos precios por los cielos que les hace difícil, si no imposible, conseguir ciertos productos. Y la precariedad alcanzó a las mascotas, forzadas a pasar hambre y muchas de ellas incluso a ser abandonadas en las calles, donde cada día es más común ver gatos, perros de raza y mestizos, que buscan comida en cualquier rincón y basureros.
El alimento para perros ha subido en más de 50% en los últimos meses, hasta superar los 4 dólares el kilo.
Aunque no hay cifras disponibles, activistas y veterinarios han reportado un creciente número de perros y gatos abandonados en parques, basureros, a las puertas de refugios, clínicas privadas y centros de protección de la “Misión Nevado”, un programa lanzado por el presidente Nicolás Maduro en enero del 2014 para atender a animales callejeros y que fue inspirado en el nombre del perro del Libertador Simón Bolívar.
El técnico veterinario Angel Mancilla, que participa en la “Misión Nevado, dijo que el principal centro en Caracas alberga casi un centenar de perros y gatos, pero que prácticamente colapsó por el alto número de animales abandonados.
“Uno llora todos los días. Sales traumatizado todos los días”, dijo, tras relatar que han encontrado perros amarrados frente a los postes de luz del centro.
La veterinaria Russer Ríos, jefa de división del Centro de Protección y Control Animal del municipio capitalino de Baruta, dijo que diariamente abandonan a las puertas de la institución de “ocho a diez animales”, entre perros y gatos.
“Años atrás los perros que entraban aquí era porque estaban en situación de calle, o por maltrato animal… Ahora lo están dejando porque no tiene como mantenerlos”, indicó Ríos. El centro que dirige tiene capacidad para apenas 40 perros y 36 felinos.
En un intento por tratar de enfrentar la situación, el centro de protección comenzó a dictar talleres a los dueños de mascotas sobre alimentos alternativos basados en verduras y proteínas, e incluso los procesos que deben seguir para eventualmente llevarse a los animales al extranjero y evitar abandonarlos en medio del creciente éxodo de los venezolanos.
Algunos refugios privados, como la Fundación Protectora de los Animales y el Ambiente (Funasissi), también se han visto golpeado por la crisis.
“No tenemos nada ni para ellos ni para nosotros. Estamos viviendo al día”, dijo Katty Quintas, una de las fundadoras de Funasissi, que opera en el oeste de la capital y alberga actualmente a unos 158 perros y 56 gatos rescatados de las calles y basureros.
“A veces le damos (a los perros y gatos) la comida que le dan a los pollos. Tenemos que dárselo porque no tenemos más nada”, añadió mientras caminaba en medio de una pequeña y humilde cocina y era observada sigilosamente por tres delgados gatos que desde el techo de la nevera esperaban la hora de la comida.
Los problemas para garantizar el alimento a los animales también han llegado a algunos zoológicos e hipódromos. Entre marzo y mayo pasado, 72 caballos murieron por inanición y mala alimentación en el hipódromo de Santa Rita de la ciudad occidental de Maracaibo, que había cerrado por problemas con bandas de delincuentes.
El Instituto Nacional de Hipódromos dijo los equinos murieron porque los propietarios y entrenadores no los alimentaron, pero uno de los veterinarios aseguró a The Associated Press que los cuidadores tomaron la decisión sólo de alimentar a los mejores ejemplares para intentar por lo menos salvar a ellos, y al resto se les dejó de dar comida.