¿Comer insectos podría ayudar a frenar el calentamiento global?

Cambiar de dieta por el planeta es la mentalidad que se quiere inculcar al poner en práctica la entomofagia, la cual consiste en el consumo de insectos, algo que se practica en muchos países del mundo, principalmente en regiones de Asia, África y América Latina.
En Nueva York, varios chefs se apoderaron de los atributos de estos invertebrados para darle sabor a su cocina y ofrecer al comensal platos completamente diferentes a los que habitualmente se consumen en este país.
“Los insectos se utilizan hace siglos en México, de hecho, a esto se le llama entomofagia, la cual es la acción de consumir proteínas a través de insectos, además déjeme decirle que tienen un sabor increíble”, dijo Gerardo Alcaraz, uno de los cocineros que forma parte de aquellos que dieron el paso y proponen insectos en la carta de su restaurante neoyorquino.
Para estos chefs más que un experimento de nuevos sabores se trata quizá de una opción para el futuro de la humanidad.
Para el 2050 se proyecta un rango elevado de escasez tanto de tierra, como de agua y otros recursos vitales, por lo que cambiar las costumbres, en este caso alimentarias, dejará de ser una opción para convertirse en un imperativo.
“La producción de una libra de grillo representa una fracción de recursos en comparación a una libra de carne y la cantidad de agua que requiere las emisiones de gases de efecto invernadero”, explica Joseph Yoon, director ejecutivo del restaurante citado Brooklyn Bugs.
Con unas 1900 especies de insectos comestibles, estos innovadores chefs esperan lograr su objetivo: el de convertir algo que la gente no percibe como comida en una opción deliciosa de alimento.
En el caso de Europa, hace un año los legisladores europeos aprobaron el uso de insectos en la cocina para varios países de la Unión Europea.
Bélgica es uno de los más destacados en el tema. Desde el 2013 autorizó para consumo humano 10 insectos, entre ellos los grillos. Little Food es una granja urbana de cría de grillos en Bruselas y su creadora ve en este negocio una alternativa de proteína más amigable con el medio ambiente, con un menor consumo de energía y agua para su producción y con una menor emisión de gases de efecto invernadero.

Fuente: Tatiana Suárez - www.france24.com

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *