Datos de Especies exóticas en la Argentina
Movimientos y separación de continentes, formación de cadenas montañosas, hielos, cambios climáticos, terremotos y volcanes, barreras oceánicas. Algunos factores que desde hace millones de años fueron determinando la evolución y distribución de las plantas y animales en las distintas regiones del planeta. Múltiples interacciones de competencia y cooperación han surgido entre los organismos.
¿Qué pasa cuando se introducen especies de otros ambientes naturales que llegan con una historia distinta e interacciones con flora y fauna diferentes?
Se trata de las especies exóticas. Su introducción fuera de su área de distribución natural puede ser intencional, o por accidente.
Algunas de ellas no prosperan, pero otras tienen ciertas ventajas para su desarrollo en relación a las especies de su nuevo mundo, y se asilvestran. Pueden generar un impacto negativo en áreas naturales o en diversas actividades humanas, con riesgo de grandes pérdidas económicas.
Predadores y parásitos de la especie introducida pueden estar ausentes en su nueva tierra y llegan a pasar décadas hasta que los herbívoros o predadores locales por ejemplo, afecten a la especie invasora. Si son especies colonizadoras, la expansión es muy rápida.
En el mar por ejemplo, muchas algas e invertebrados marinos llegan transportadas por buques que navegan los océanos del mundo (adheridas a sus cascos o con el agua de tanques al ser vaciados).
Entre los invertebrados marinos, el cirripedio Balanus glandula es originario de las costas del Pacífico de Norteamérica Sus primeros registros en nuestra zona costera datan de la década del 60, y fueron hechos en Mar del Plata. Su expansión alcanza ya hasta el Golfo Nuevo (Chubut).
Por mencionar tan sólo algunos ejemplos en la flora exótica en Argentina, entre los árboles están el ligustro, el paraíso, la uvenia, los naranjos amargos; entre los arbustos, la rosa mosqueta, la retama; y hay diversidad de herbáceas exóticas, entre otros grupos de plantas.
Considerando a los vertebrados (peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos) suman más de 30 las especies exóticas que se han asilvestrado, y aún muchas de ellas siguen en expansión. Hay también por lo menos otra treintena que requieren más estudios para determinar su situación.
En muchos casos fueron introducidas intencionalmente, para aumentar los atractivos del ambiente y la oferta de animales para los cazadores y pescadores. Conceptos que son en la actualidad una barbaridad en el mundo de la conservación, en aquellos tiempos no eran mal vistos y así se dio en incontables lugares del planeta.
Por ejemplo, en 1936 se promovió una estación zoológica en la Isla Victoria con ciervos exóticos y faisanes. La majestuosa presencia y colorido de estas aves, además del sabor de su carne, incentivaron su propagación, pero no prosperaron y no hay poblaciones asilvestradas.
Hay animales exóticos que han producido efectos perjudiciales por competencia en espacio, alimento, predación o contagio de enfermedades. De muchos faltan estudios adecuados. En base a algunos se han originado emprendimientos generadores de fuentes de trabajo y progreso, pero con un costo no considerado o mal calculado para el medio ambiente.
Ejemplos, entre los vertebrados exóticos más conocidos en el país son:
• Peces de aguas frías.
La Trucha marrón (Salmo trutta) de Europa. Difundida por casi todo el mundo con aguas de condiciones propicias, con el objeto de fomentar la pesca deportiva.
La Trucha arco iris (Salmo gairdeneri). Natural de la costa del Pacífico, desde Alaska hasta Baja California, ha sido introducido para su cultivo y posterior liberación para la pesca deportiva, siendo la especie de mayor difusión para esta actividad.
La Trucha salmonada (Salvelinus fontinalis) de Norteamérica.
Las truchas exóticas están en casi todos los cursos de agua de la Patagonia andina.
Por mencionar algunos efectos comprobados, la introducción de peces exóticos en lagos de la estepa aumentó la presión de predación sobre el zooplancton de tamaño grande, alimento principal de los peces nativos, que en consecuencia se ven afectados. Por ejemplo en el lago Musters (Chubut), donde se introdujeron salmónidos, el Bagre Sapo u Otuno (Diplomystes viedmensis mesembrinus) es ahora una especie vulnerable.
La Laguna Blanca (incluida en el Parque Nacional del mismo nombre) carecía de peces hasta la introducción de la Perca Bocona (P. colguapiensis), Oncorhynchus mykiss y Salmo trutta. La rana Atelognathus patagonicus (exclusiva de la zona) habría sido una de las perjudicadas, y no se observa en la Laguna desde el año 1986.
• Peces de aguas templadas.
Una de las exóticas más destacadas es la carpa (Cyprinus carpio), originaria de Asia. Es la más difundida de todas las especies de peces cultivadas por el hombre, actividad que algunos consideran que comenzó 2.000 años antes de Cristo. Fue introducida en Europa por el 1150, en EE.UU. a mediados del siglo XIX, y también en Australia, África y Latinoamérica, existiendo gran numero de variedades.
Es muy resistente y de rápida propagación en libertad, al ser omnívora (de dieta amplia y variada incluyendo las ovas de especies autóctonas). Tiene además una tasa reproductiva muy alta. En Argentina abunda en diversas lagunas de Córdoba, Buenos Aires, San Luis, Santa Fe, y en importantes cursos de agua como el Río de la Plata.
• Aves:
La Codorniz de California (Lothortyx californica) de Norteamérica. Habría sido introducida en el año 1943, con fines cinegéticos en la estancia La Primavera, zona del Lago Traful, Neuquén. No hay evidencias de efectos perjudiciales aun. Actualmente está presente en San Juan, Mendoza, Neuquén y zonas de Chile.
La paloma casera (Columba livia) originaria de Europa y Asia, se ha expandido por todo el mundo. En Argentina es ave doméstica en lugares urbanos y suburbanos y no existe plaza o parque sin su presencia. Forma bandadas que pueden ser muy numerosas.
El Gorrión (Passer domesticus), originario de Europa. Habría sido introducido, según una de las versiones más difundidas, por E. Bieckert, suizo alemán que hizo famosa la cerveza que lleva su nombre, por 1872. A partir de las parejas iniciales se expandió desde Buenos Aires por todo el territorio, incluso las islas Malvinas. Esta presente en casi todo el mundo.
Otros ejemplos de aves exóticas en Argentina son el Estornino común (Sturnus vulgaris), de Eurasia, y el Jiguero Español (Carduelis carduelis), de Europa.
• Mamíferos:
El visón americano (Mustella vison) de Norteamérica. De la misma familia que los lobitos de río de nuestro país, tiene una preciada piel por su color y variedad. Alrededor del 1930 fue introducida en Santa Cruz para su cría en cautiverio. El intento no prosperó pero al poco tiempo hubo otros emprendimientos y pronto se expandieron los criaderos en distintas provincias. En la década del ’60 se produjo una huída accidental de algunas parejas de visones de un criadero en Chubut dispersándose por los cursos de agua hacia Chile y la zona del Parque Nacional Los Alerces, llegando hasta la cuenca del Nahuel Huapi. Es predador de coipos, aves acuáticas (distintas especies de patos, gallaretas, macaes), y salmónidos.
La rata almizclera (Ondatra zibethica), de Norteamérica. Se introdujeron 225 individuos en Tierra el Fuego en 1948, por motivación del Ministerio de Marina. Al proliferar con rapidez, empezó a hacer daños con sus excavaciones en el terreno y al roer incluso basamentos de construcciones. En 1954 se la declaró especie perjudicial con caza libre todo el año. Actualmente está más controlada.
El castor canadiense (Castor canadensis) es nativo de bosques de coníferas de rápido crecimiento y recuperación en el Hemisferio Norte.
Entre 1945 y 1946 el Ministerio de Marina liberó unas 25 parejas en el nordeste del lago Fagnano y en el río Claro, en Tierra del Fuego. Con el tiempo y siguiendo los cursos de agua, se dispersaron demostrando una buena capacidad de colonización.
El bosque fueguino no está adaptado a soportar el corte de madera para la construcción de los diques, ni las inundaciones que provocan.
En la Tierra del Fuego argentina, las densidades encontradas para el Castor varían entre 0,2 a 5,8 colonias/km2, mientras en el sector del río Cóndor (Tierra del Fuego chilena) es de 5,8 a 6,6 colonias/km2. La diferencia se debería a que en el sector chileno se los caza menos.
Prefieren establecerse en arroyos medianos y de curso rápido. Muestran tendencia a utilizar la Lenga más que el Guindo, y en general, ejemplares de escaso diámetro. Los árboles más viejos serían menos afectados, al menos por corte directo. Las inundaciones que causan los diques si los perjudican.
Recientemente fueron registrados castores en bosques cercanos a Punta Arenas (Chile). Esto implica un potencial riesgo de expansión, con el consiguiente desastre eco-lógico.
La liebre europea (Lepus capensis), distribuida en todo el país, es la presa más común de los cazadores. En algunos lugares forma parte de la dieta de predadores como el puma. En 1888 el entonces cónsul de Alemania en Rosario, habría sido el primero en introducirlas al liberar unas tres docenas de liebres con fines cinegéticos en la estancia “La Hansa”, cerca de Cañada de Gómez, provincia de Santa Fé. Luego siguieron Córdoba y Buenos Aires y la expansión por todo el territorio.
El conejo europeo (Oryctolagus cuniculus). Se estima fueron introducidos en Tierra del Fuego en 1936 (aunque los primeros ejemplares pudieron haber ingresado en el siglo pasado por Chile, o traídos por navegantes europeos). Con rápida propagación, en 1955 se estimó una población de cerca de 3.000.000 de conejos.
Por el efecto perjudicial sobre los campos de pastoreo del ganado lanar, se los atacó con éxito a mediados de la década del 50 con la inoculación del virus de la mixomatosis (método con buenos resultados en Nueva Zelanda y Australia). Pero en la década del 60 fueron otra vez abundantes y resistentes al virus. Sus niveles de población actual están más controlados. Existe otro centro de dispersión en el país, al ser introducidos conejos en el suroeste de Mendoza y Neuquén.
El jabalí europeo (Sus scrofa), originario de Eurasia. En Argentina fue introducido por Pedro Luro entre 1904 y 1906 en la estancia San Huberto, de La Pampa. Su distribución abarca La Pampa, San Luis, Córdoba, Río Negro, Buenos aires, Santa Fe y Entre Ríos por un lado y un sector desde Neuquén hasta Chubut por el otro. La caza deportiva y comercial mantiene sus poblaciones, aunque no hay estudios completos.
El ciervo colorado (Cervus elaphus), de Eurasia. Fue introducido con fines cinegéticos por Pedro Luro entre los años 1904 y 1906, en su estancia San Huberto.
De este grupo inicial de ciervos, junto con el jabalí europeo, algunos escaparon del coto privado dispersándose en la zona. Entre 1917 y 1922 se los introdujo en Neuquén. Actualmente se encuentra desde Mendoza hasta el norte de Chubut, incluyendo áreas de los Parques Nacionales Nahuel Huapi y Lanín. En 1973 se lo introdujo en Tucumán. También fue introducido en Tierra del Fuego, pero allí no prosperó.
El sector más afectado en los bosques del sur, es la zona de transición del bosque con la estepa, entre Neuquén y Río Negro. Con su ramoneo, impacta a especies como el Ciprés, el Maqui y el Maitén.
El reno (Rangifer tarandus). Su área de distribución original era Irlanda, Escocia, Alemania, Polonia, zona Norte de Rusia, Noreste de China, Groenlandia, Canada, Alaska y zonas del norte de Estados Unidos. Fueron introducidos en las islas Orcadas del Sur y las islas Georgias del Sur, y la Marina los introdujo en el año 1948 en Tierra del Fuego, donde no prosperó.
Otros ejemplos de cérvidos introducidas en el país son el ciervo Dama (Dama dama), de Eurasia, y el ciervo Axis (Axis axis) de Asia.