El extraño caso del canibalismo sexual y la reproducción suicida
La reproducción suicida es una práctica más frecuente de lo que se acostumbra a pensar. La Mantis Religiosa constituye el ejemplo más reconocible, sin embrago, existen muchas otras especies, y no sólo de insectos o arácnidos, donde el macho se sacrifica por el bien de su descendencia.
A su vez, algunos de estos animales complementan la reproducción suicida con el canibalismo sexual, una variante del canibalismo caracterizada por tener lugar durante el proceso de apareamiento. Por regla general, suelen ser las hembras las que devoran al macho en esta práctica, siendo inexistentes los casos en los que se revierte el género.
Se han barajado diversas causas, siendo el proceso de búsqueda de fuentes alimenticias y la confusión en la identificación de la fuente las más consensuadas. De esta manera, la razón que incita a la hembra a atacar y devorar al progenitor de sus crías parece resultar el aporte proteico de sus tejidos, que tiene un papel relevante en la formación de los huevos.
Aunque las diversas especies de arácnidos e insectos son, dentro del mundo animal, las que más frecuentan este tipo de prácticas, en la lista de especies con reproducción suicida también podemos encontrar mamíferos y cefalópodos. Estos son algunos ejemplos:
Antechinus de cola negra
En 2014 se descubrió una especie de marsupial australiano, el Antechinus de cola negra, que muere a los 11 meses de edad, literalmente, por exceso de sexo. El periodo de apareamiento dura tan sólo unas pocas semanas al año, por lo que los machos se enfrentan a una ardua competición por asegurar descendencia. El acto sexual tiene una duración de entre 12 a 14 horas y, el agotamiento y la tensión a la que son sometidos, causa en los machos de esta especie de roedores diversas infecciones, hemorragias internas y una desintegración de los tejidos del cuerpo que desembocan en la muerte de estos. Además, los machos que sobreviven a la reproducción quedan estériles para el resto de su existencia.
Pulpos
La reproducción de los pulpos es uno de los casos más atípicos que podemos encontrar en la naturaleza. El macho coloca un saco de esperma en una cavidad de la hembra con uno de sus tentáculos, la hembra guarda este saco durante meses hasta que ovula y, una vez ya ha puesto los huevos, los fertiliza esparciendo el esperma sobre ellos. Tras este atípico acto sexual, el macho y la hembra luchan entrelazando sus tentáculos. En ocasiones el macho consigue escapar, sin embargo, es muy común que muera asfixiado por su pareja.
Abejas
Las colmenas son sistemas matriarcales regidos por una abeja reina y compuesto principalmente por abejas obreras, que se encargan de extraer el néctar de las flores y elaborar la miel. Asimismo las abejas macho reciben el nombre de zánganos, y no tienen otra misión más que procrear. Una vez han fecundado a la abeja reina, se desprenden de sus aparatos genitales y mueren.
Arañas
Son muchas las especies de arácnidos que practican el suicidio sexual. Se dan casos, como el de la araña pescadora, donde la hembra no asesina al macho, sino que este muere a causa de hipertensión arterial una vez terminado el apareamiento. Es cierto que la hembra no desaprovecha el manjar proteico y acto seguido devora sus tejidos. Las viudas negras, como la mayoría de los arácnidos trepadores, asesinan a su pareja tras aparearse sin ningún tipo de rodeos. Esto es posible debido al dimorfismo sexual, pues en estas especies el tamaño de las hembras es mucho mayor.
Mantis religiosa
La Mantis Religiosa es conocida por ser la Reina de Corazones de la naturaleza: las hembras de este tipo de insecto acostumbran a devorar la cabeza del macho durante el proceso reproductivo. Un estudio etológico de la especie de mántis Tenodera aridifolia sinensis reveló que la cabeza del macho representa cerca del 63 % de la dieta de las hembras.
El estudio “The Evolution of Sexual Cannibalism” realizado por la Universidad de california, propone que el suicidio reproductivo es un caso de “estrategia extrema de disponibilidad paternal”, pues los machos aceptarían su cruel destino sin oponer resistencia con el fin de incrementar la cantidad y calidad de la fecundación.
No obstante, diversas especias han desarrollado estrategias para huir de su canibalización. Los machos de las especies de viuda negra y araña cangrejo, por ejemplo, intentan inmovilizar a la hembra con hilos de seda antes de aparearse para evitar ser devorados. Otras especies de arácnidos utilizan la estrategia de aprovechar el periodo de ecdisis, cuando la hembra muda su exoesqueleto y no pueden alimentarse, para procrear. Y, el caso más curioso, parece ser el de los machos de Pisauridae, una familia de arañas araneomorfas, que en un último intento por salvar su vida, ofrecen a sus parejas una pieza de alimento en el proceso reproductivo.