En respuesta al cambio climático, las Ballenas Francas Australes modifican sus estrategias de alimentación

Un estudio publicado en la revista Global Change Biology sostiene que la población sudafricana de ballenas francas australes está intentando adaptarse a las condiciones cambiantes del océano, modificando sus áreas de alimentación y los tipos de presas de las que se alimentan. Este estudio fue realizado por investigadores de distintos países , incluyendo al Dr. Luciano Valenzuela, integrante del equipo del ICB y CONICET.
Un estudio recientemente publicado por la revista Global Change Biology, sugiere que las ballenas francas australes estarían cambiando sus áreas de alimentación y los tipos de presas de las que se alimentan. La investigación se centró en las ballenas francas australes que migran a la costa de Sudáfrica en invierno.
Mediante el uso de marcadores isotópicos (isótopos estables de carbono y nitrógeno) medidos en biopsias de piel los/as investigadores obtuvieron información sobre el comportamiento de alimentación de las ballenas. Los isótopos estables varían de manera predecible a lo largo del Océano Austral, lo que significa que se puede descubrir información sobre dónde se alimentaron antes de migrar al área de cría.
Las ballenas francas se alimentan principalmente krill y copépodos, pequeños crustáceos marinos. Sus áreas de alimentación, aunque aún no dilucidadas del todo, se encuentran en distintas regiones del Atlántico Sur. Para las ballenas que visitan Península Valdés un área muy importante son las aguas que rodean a las Islas Georgias del Sur, aunque también se alimentan frente a las costas argentinas muchos kilómetros mar adentro, en lo que se llama el talud continental. Otra área en la que se supone que se alimentan es la zona de las islas Tristan da Cunha y Gough, ubicadas prácticamente en el centro del Atlántico Sur.
En el caso de las ballenas francas que visitan las costas de Sudáfrica, también se alimentan en vastas áreas, muchas de ellas desconocidas, del Atlántico Sur. Sin embargo, al igual que las francas patagónicas, se han observado (y se tienen evidencias genéticas) algunos ejemplares sudafricanos alimentándose en las islas Georgias del Sur como también en la isla Gough, un área de cacería de ballenas francas en el pasado. Esto representa que las dos poblaciones podrían compartir áreas de alimentación y por tanto sufrir los mismos problemas ambientales.
El estudio reveló que en la década de los 90, mientras la población sudafricana crecía de manera constante, las ballenas se alimentaban predominantemente de krill de zonas frías, probablemente en o cerca de las Islas Georgia del Sur. Sin embargo, a finales de la década del 2010, cuando se alargó el intervalo de parición, los isótopos estables muestran que las ballenas se alimentaban más al norte y probablemente de otras especies de zooplankton.
Implicancias para la conservación de las ballenas
A pesar del éxito logrado en el aumento de las poblaciones, a través de la prohibición de a la caza comercial comercial, la humanidad está afectando de nuevo a las poblaciones de ballenas francas australes, esta vez por el cambio climático.
El deterioro de los ecosistemas oceánicos y el cambio climático tienen un efecto global en muchas especies marinas. Es urgente adaptar nuestros estilos de vida para reducir los impactos que tenemos sobre las ballenas y el mar.

Fuente: https://ballenas.org.ar

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