Ideas innovadoras para el tratamiento de residuos y desechos acuáticos

1. Bolsas y plásticos convertidos en aceite
Estos son los elementos más presentes y dañinos en el océano y que más años tardan en desaparecer (1 sola bolsa necesita de 100 a 400 años para degradarse). Por eso, esta idea inventada por Akinori Ito y comercializada por la empresa japonesa Blest Corporation, es una gran herramienta para disminuir la contaminación.
Se trata de una máquina que convierte bolsas y plásticos en aceite. El aparato calienta el plástico y atrapa los vapores a través de un sistema de tuberías que enfría y condensa dichos gases, hasta convertirlos en crudo. Por cada kilo de plástico, genera 1 litro de aceite, y ese aceite puede usarse directamente en lámparas, generadores, estufas, entre otros artefactos.
2. Ropa hecha con basura del océano
El 80% de los residuos que hay en el mar provienen del entorno terrestre. O lo que es lo mismo decir, los tiraron las personas. Con esta escalofriante premisa como base la empresa española Ecoalf, fundada en 2009 por el empresario madrileño Javier Goyeneche, se propuso hacer de todos esos desechos, ropa.
Hoy, la compañía ofrece ropa y complementos, como ojotas, fabricados con los productos de desecho recogidos del mar: con botellas, algodón, redes de pesca, neumáticos, café postconsumo, rellenos y lanas, crean un total look hecho de materia prima 100% reciclada. Una explicación rápida del proceso productivo sería, el plástico deviene en hilo de nylon, el hilo en tejido y el tejido en prendas.
Así, 70 botellas plásticas recicladas devienen mágicamente en una campera; 135 botellas dan vida a una mochila y una remera puede ser 60% de algodón reciclado y 40% de plástico de botellas. En alianza con los pescadores, ya han levantado del mar más de 200 toneladas de basura, destinada directo al vestuario de uso diario. Un fabuloso ejemplo de reusar y limpiar el medio ambiente. Porque como dice el estampado de sus prendas: Because there is no Planet B (Porque no hay un Planeta B).
3. Bombitas de agua comestibles
Skipping Rocks Lab es una empresa en desarrollo con base en Inglaterra creada por un español y un francés, que busca cambiar el consumo de las botellas de agua a través de “Ooho”, una bolita de agua que se come. El envoltorio está hecho 100% con algas y plantas, una fuente totalmente renovable, que no contamina. Comestible y neutro, se biodegrada de 4 a 6 semanas, e incluso puede guardarse por unos días.
Una gran solución que, a largo plazo, puede eliminar el consumo de botellas plásticas y expandirse al mercado de aderezos, leches, jugos, gaseosas, bebidas alcohólicas y cosméticos. Sus creadores, el arquitecto español Rodrigo García González y el ingeniero francés Pierre-Yves Paslier, se proponen seguir desarrollando este fabuloso material y lograr ofrecer una alternativa ecológica a los vasos, platos y cubiertos de plástico.
4. Bloques para la construcción
ByFusion, una startup (empresa en desarrollo) estadounidense utiliza una tecnología que convierte desechos plásticos del mar en material de construcción denominado RePlast, 100% reciclados. Se trata de bloques, que pueden tener diferentes tamaños y medidas, compuestos, sobre todo, de desechos de espuma de tablas de surf y plástico de clasificación 3 a 7 y se trabajan sin recubrimientos, adhesivos, ni pretratamientos
La empresa utiliza vapor y compresión para remodelar los desechos en productos con forma de bloques de cemento. Así, se construyen bloques de plástico de diferentes formas y densidades en función de cada necesidad. Además, los estos bloques tienen gran aislamiento término y acústico, ideal para la construcción de muros y paredes, ya que no se agrietan ni se desmoronan.
5. Sorbetes de algas
En sintonía con las bombitas de agua a base de algas, esta idea busca disminuir los millones de sorbetes plásticos que día a día terminan en el mar. Loliware, es la firma de las estadounidenses, Chelsea Briganti y Leigh Ann Tucker, que ofrece sorbetes hechos de algas, aunque se ven igual que las de plástico. Son 100% biodegradables, tienen unas 18 horas de consumo, son flexibles y están disponibles en diferentes colores.
Prohibir el uso de plásticos desechables, adoptar políticas de control de la basura, controlar la contaminación química e industrial, reciclar el plástico y reducir en gran medida su consumo parece ser el único camino a un mundo menos contaminado, compatible con la vida. Ya no se puede seguir abusando de los recursos naturales del planeta de una forma indiscriminada.

Fuente: www.clarin.com

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