La contaminación aumenta la mortalidad de todos los tipos de cáncer

La inhalación de las partículas en suspensión cuyo diámetro no excede de 2,5 micras –las PM2,5, que están consideradas el mejor indicador de la contaminación urbana y cuyo pequeño tamaño suponen un mayor riesgo para la salud de los seres humanos– provoca enfermedades como son, entre otras, las cardiovasculares, las respiratorias y el cáncer.
Un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Birmingham (Reino Unido) alerta que cada incremento de 10 microgramos por cada metro cúbico de aire en los niveles de PM2,5 conlleva un aumento del 22% del riesgo de mortalidad por cualquier tipo cáncer en la población mayor de 65 años. Un aspecto muy a tener cuenta dado que, a día de hoy, 1 de cada 3 españoles nos vemos abocados a respirar aire contaminado.
«La exposición a largo plazo a las partículas en suspensión se ha asociado principalmente a la mortalidad por causas cardiopulmonares y por cáncer de pulmón. Y es que el número de estudios en el que se ha evaluado la relación de estas partículas con otros tipos de cáncer es muy reducido. Sin embargo, sospechamos que estas partículas podrían tener un efecto equivalente sobre los tumores del resto del organismo».
Cada aumento de 10 microgramos por metro cúbico de aire en los niveles de PM2,5 supone un incremento del 22% de la probabilidad de morir por un cáncer en la población mayor.
Concretamente, y según el tipo de tumor, este incremento en los niveles de PM 2,5 supuso un aumento del 42% de la mortalidad por cáncer en el tracto digestivo superior; del 35% en el caso de los tumores en el resto de órganos del tracto digestivo –hígado, vesícula biliar y páncreas–; del 80% en el cáncer de mama en el caso de las mujeres; y del 36% en el cáncer de pulmón en el caso de los varones.
Y exactamente, ¿cuál es la razón para esta asociación entre contaminación y mayor mortalidad oncológica? Pues según refieren los autores, «una posible explicación para la relación entre las PM2,5 y el cáncer serían los defectos en la reparación del ADN, las alteraciones en las respuestas del sistema inmune o la inflamación que promueve la angiogénesis, esto es, el crecimiento de nuevos vasos que permite a los tumores expandirse por el organismo. Y en el caso de los órganos digestivos, los contaminantes metálicos pesados podrían afectar a la flora intestinal y potenciar el desarrollo de cáncer».

Fuente: ABC

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