Latinoamérica puede llegar a 2050 con cero emisiones de carbono
Lo propone un estudio publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Para que la economía regional tenga unas emisiones netas de dióxido de carbono igual a cero, la región debe concentrarse en cuatro sectores que aportan 90 por ciento de los gases de efecto invernadero: generación eléctrica, transporte, uso de la tierra e industria, sostiene el informe de la alianza PNUMA-DTU, un centro de investigación con sede en Dinamarca.
“América Latina y el Caribe no es un gran emisor, produce cerca de 10 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero”, dijo en un comunicado el representante regional del PNUMA.
Sin embargo, la región es muy vulnerable a las consecuencias del cambio climático. Se calcula que en 2015 los costos provocados por manifestaciones de este problema ambiental llegaron a 100.000 millones de dólares.
En materia de generación eléctrica, la nueva demanda debería satisfacerse mediante fuentes renovables y las redes eléctricas nacionales deberían integrarse por completo.
Las experiencias de Costa Rica, Brasil y Uruguay con las plantas solares o eólicas muestran que la transición hacia una matriz renovable es posible porque los costos de estas fuentes ya son lo suficientemente bajos, señalan los autores del estudio “Carbono Cero América Latina: Una vía para la descarbonización neta de la economía regional para mediados de este siglo”.
En cuanto al transporte, el estudio proyecta una electrificación masiva de medios como el automotor, fluvial y ferroviario, plausible por la evolución de la tecnología y por una reducción de 14 por ciento anual en los precios de las baterías para almacenar energía.
“Este cambio podría generar nuevos puestos de trabajo en la región, incrementar la productividad y reducir cientos de miles de muertes por enfermedades respiratorias, debido a la mejora radical de calidad del aire que las nuevas tecnologías producirían”, señala el documento.
En materia de uso del suelo, los autores proponen transformar el campo en un sumidero (depósito) de gases invernadero para mediados de este siglo, lo cual implica frenar la deforestación y promover la reforestación de 50 millones de hectáreas y la restauración de 200 millones de hectáreas de suelo degradado.
En cuanto a las transformaciones en la industria, el desafío es desmontar los subsidios a los combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón), que ascienden a 1.000 millones de dólares por año, de acuerdo a cifras del Fondo Monetario Internacional.