Los beneficios de las mascotas en la salud mental de las personas
Resulta muy importante el acompañamiento y el vincularnos con el “otro”, no solo con las personas sino también con los diversos seres que nos rodean. Para la mayoría de los ciudadanos, las mascotas forman parte de la familia. Incluso algunos, los consideran como un miembro más, refiriéndose a ellos como “hijo/a”. Esta conciencia colectiva se vio reflejada en un acontecimiento mundial y reciente, cuando el Papa dijo la polémica frase: “Hoy vemos una forma de egoísmo: vemos que algunos no quieren tener hijos, pero en cambio tienen perros y gatos que ocupan ese lugar”. En ese momento, las redes sociales estallaron y miles de usuarios y militantes sociales criticaron o se vieron disconformes, ante los dichos del Sumo Pontífice.
En este sentido, cabe reflexionar sobre el rol que ocupan las mascotas no solo en las vidas cotidianas, sino también como compañeros durante el padecimiento de la depresión.
Para profundizar sobre esta temática, Crónica conversó con la licenciada Fabiana Cavallaro (Matrícula Nacional 20913. Matrícula provincial: 0177). Cavallaro es psicóloga del Centro especializado en Salud Integral para adolescentes (CESIA) dependiente del Área externa del Hospital Regional de Comodoro Rivadavia. Además, es terapeuta con un abordaje integrativo en Psicoterapia e Instructora de Yoga.
En primer lugar, se refirió a la interdependencia y a la interdeterminación como características de los vínculos no solo humanos sino “de las relaciones entre todos los seres del universo’’. Esto quiere decir, que “no hay manera de sobrevivir en ningún plano, material, emocional o mental si no hay otros seres con quienes interconectarnos”, expuso.
Con respecto a la depresión, la licenciada declaró que desde la práctica clínica se puede observar que “la persona experimenta el mundo como un destino personal de soledad y de pérdidas, se siente a merced de una realidad adversa e impredecible que le genera fuertes sentimientos de desamparo, tristeza e ira por algo que experimenta en su vida como pérdidas constantes. Puede haber sido la pérdida de un empleo, de una relación de pareja, de un ser querido, una parte del cuerpo por accidente o enfermedad, e incluso una ilusión o una imagen de sí misma/o a lo largo del tiempo”.
Agregó, “esa experiencia de sufrimiento tiene que ver con algo que no le gusta, no esperaba o rechaza, algo que no concuerda con su propia escala de valores. Entonces, lo que sucede es que la persona se cierra a la vida, se aísla, deja de conectar-se de sentirse parte de todo lo que le rodea”.
De esta manera, dejó en claro que todos tenemos la posibilidad de brindar acompañamiento cuando alguien está atravesando alguna situación dolorosa, no solo las/los terapeutas.
“La ayuda, como la entiendo, tiene que ver con acompañar a las personas a que puedan re-conocer, desarrollar y expresar ese potencial que cada una/o tiene y del que nos hemos ido des-conectando o que creemos perdido. La posibilidad de vincularnos de un modo más amoroso con nosotras/os mismos/as y con todo lo que nos rodea”, manifestó Cavallaro.
Y continuó: “desde que nacemos dependemos de la interacción con otros para poder desarrollarnos, luego y de la misma manera también necesitamos colaborar con “lo otro”, con el mundo, nuestro planeta para poder crecer y darle sentido a nuestra experiencia-existencia.
Entendiendo esta idea de conectar con lo “otro”, que pueden ser seres humanos, plantas, animales, instituciones en las que transitamos nuestra vida, podemos preguntarnos ¿Por qué las mascotas pueden acompañarnos y ayudarnos en las experiencias de depresión o sufrimiento? Con respecto a esto, Cavallaro planteó, “justamente porque acompañan con su presencia, reconocen nuestra existencia y nos aceptan con nuestro potencial y con nuestras dificultades; sin presiones ni imposiciones, sin heroicidades”.
En este sentido, las mascotas cumplen un rol valioso, “porque están allí y participan de nuestra vida en una profunda y básica igualdad y hermandad”. En palabras de la licenciada, “nuestras mascotas nos enseñan a cultivar esa actitud de “estar ahí”, “presentes” con el otro, recibirlo sin juicio ni prejuicios, respetar la experiencia del otro tal cual es, no interrumpirla, no juzgarla ni interpretarla y justamente de esta capacidad así entendida de “estar con el otro” deviene la sanación y regeneración de algo nuevo para ambos participantes de esa relación”.
Así, cada uno de esos seres vivos determina y es determinado por el otro. “Nuestras mascotas nos acompañan a salir del encierro en nosotras/os mismos para poder asumir nuestra propia potencia, re-conocer nuestros propios recursos para sanar y nuestra responsabilidad en el cuidado de nosotros mismos como de otros”, concluyó.