Los diez secretos más hot del sexo animal
Fuente: http://www.entornointeligente.com/
Contrariamente a lo que ocurre con muchas especies, los felinos tienen celo varias veces durante el año. Los leones pueden llegar a aparearse 40 veces por día, y se conocen casos en que la cifra ha alcanzado el centenar. Por supuesto, eso significa que hay poco tiempo para el juego previo: cada coito dura unos escasos segundos. El rey está acompañado en el podio de los maratonistas sexuales por los ratones marsupiales dentones. En la época de apareamiento tienen sexo a lo loco, hasta 14 horas al día. Tal es la obsesión, que su sistema inmune termina colapsando y el macho fallece al poco tiempo. La investigadora Diana Fisher, de la Universidad de Queensland, Australia, descubrió que se trata de una estrategia (denominada semelparidad), en la cual los machos se reproducen una sola vez antes de morir, por lo que buscan fertilizar a las hembras a toda costa, garantizando así la mayor descendencia posible.
Secreto en la pradera: bisonte contra bisonte
Hasta no hace mucho tiempo se creía que no existía la homosexualidad entre los animales. Los casos conocidos se interpretaban como un simple juego de dominancia entre individuos. Hoy está comprobado que hay al menos unas 500 especies que participan de prácticas homosexuales regularmente, y se da tanto entre machos como en hembras. Algunos de los mamíferos que practican la homosexualidad incluso con más frecuencia que la heterosexualidad son los delfines nariz de botella, los bisontes y los chimpancés bonobos (en donde el 60 por ciento de la homosexualidad se da entre las hembras).
Tiburón: vivir con dos penes
Los tiburones tienen dos penes (el nombre para su órgano sexual es pterigopodio). Esta cualidad es compartida con los peces cartilaginosos (rayas y quimeras), y en abril de este año la Universidad de Florida identificó el gen responsable del fenómeno. Entre los reptiles (lagartos, serpientes) también es común el pene doble. La Universidad de Harvard determinó que esto se debe a que, en reptiles, el pene deriva del tejido que luego se convertirá en patas traseras (que son dos), mientras que en mamíferos y aves (que poseen un solo pene), el pene se forma a partir de tejido que formará la cola (que es una sola).
Hacerlo por placer: monos casi humanos
Los bonobos son los animales de parentesco más cercano con los seres humanos. Y su conducta también es muy afín a la nuestra. Se considera que el 75% de sus actividades sexuales no se vincula con la reproducción. Además del sexo oral y relaciones homosexuales, se ha observado en ellos prácticas tan humanas como besos de lengua y sexo oral en la posición conocida como 69. Según Paul Vasey, profesor de psicología y director del Laboratorio de Sexualidad Comparada en la Universidad de Lethbridge, Canadá, “participan de este comportamiento porque es gratificante sexualmente, o porque es placentero: les gusta”.
Satisfacer al otro: el sexo oral de los osos
Ni siquiera el sexo oral es exclusivamente humano. Muchos animales lo practican, con el rol activo tanto del macho como de la hembra. En 2014 se descubrió que un oso pardo macho en un zoológico de Croacia, le practicaba sexo oral a otro con cierta frecuencia, durante varios años. Pero los más sorprendentes son los murciélagos. Investigadores chinos del Instituto Entomológico de Guangdong descubrieron que es común que la hembra de un murciélago de la fruta (Cynopterus sphinx) practique una fellatio mientras tiene sexo. Se comprobó que, en estos casos, el coito dura más. En otra especie de murciélago, el zorro volador de la India, el macho realiza sexo oral a la hembra antes y después del coito.
“Varón” con panza: hipocampos embarazados
Los hipocampos o caballitos de mar son criaturas muy inusuales del mundo animal: pueden nadar en forma vertical, poseen una cola prensil y están dotados de un exoesqueleto (esqueleto externo). Pero el factor que los hace únicos entre los animales es que el macho lleva adelante la gestación. La hembra pone unos 1.500 huevos en la bolsa ventral del macho, ubicado en su abdomen. Allí permanecen entre dos y seis semanas, según la especie, hasta que nacen réplicas en miniatura de los ejemplares adultos. En el parto, el macho realiza contracciones musculares (que lo dejan exhausto) para expulsar a las crías.
Madre soltera: el macho no participa
El nombre científico es partenogénesis. Es la reproducción sin la participación del macho. Este fenómeno, reservado en los humanos para figuras religiosas, es relativamente frecuente en crustáceos e insectos (ciertas especies de abejas y hormigas), pero es más raro en vertebrados. Se ha observado en diversos reptiles en cautiverio: en 2006, en un dragón de Komodo de un zoológico de Londres; en una serpiente cabeza de cobre (de la familia de las serpientes de cascabel), en 2012, en Connecticut; y en una culebra acuática de vientre claro (Nerodia erythrogaster), en Missouri, en septiembre de este año.
Cambiar sexo por comida: amor por conveniencia
En 1998 se adelantó, por primera vez, la hipótesis de prostitución entre animales. La idea fue avanzada por Fiona Hunter, de la Universidad de Cambridge, quien pasó cinco años estudiando la conducta de pingüinos de Adélie, en la Antártida. Hunter observó que algunas hembras tenían sexo con machos que no eran sus parejas, y luego se llevaban piedras del nido del macho hacia su propio nido, para mejorarlo. Cristina Gomes, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, descubrió que las hembras de un grupo de chimpancés en Costa de Marfil intercambiaban sexo por comida. No obstante se discute si corresponde aplicar el término prostitución a esta conducta.
Hágalo usted mismo: un delfín que se arregla solo
La autosatisfacción sexual es un fenómeno muy extendido entre los mamíferos. Probablemente no sorprenda que sea común entre primates, pero también es habitual entre cetáceos. El profesor de neurociencias de la Universidad Johns Hopkins, David Linden, señala que “tal vez la forma más creativa de masturbación es la del delfín nariz de botella, al que se ha observado enrollar una anguila viva alrededor de su pene”. Sin embargo, la morsa se lleva el primer premio: el macho, además de autoestimularse con sus colmillos y aletas, es capaz de autofelación. Como prueba, hay más de un video en YouTube.
De macho a hembra. el cambio de sexo de los caracoles
En el reino animal, el cambio de sexo se da en gastrópodos (caracoles y babosas) y peces. En estos últimos, la transformación puede ser de macho a hembra (protandria) o de hembra a macho (protoginia), la forma más común. En algunas especies de mero, la hembra más grande del grupo cambia de sexo si no hay ningún macho disponible. El pez payaso sigue el camino inverso: solo un macho y una hembra de una colonia tienen la capacidad de reproducirse. Si la hembra muere, el macho se transforma en hembra, y el más grande de los peces sexualmente inmaduro se convierte en el nuevo macho reproductor.