Los gorilas también sufren cuando muere uno de sus seres queridos
Ya sabíamos que los gorilas tienen muchos comportamientos similares a los humanos: juegan, ríen, piensan y luchan como las personas. Ahora, nuevas observaciones llevadas a cabo con ejemplares en libertad en Ruanda y la República Democrática del Congo nos ha permitido comprender otros comportamientos de estos animales similares a los de las personas.
Así han descubierto que los humanos no somos los únicos que sufrimos cuando se muere una persona cercana a nosotros. Las recientes observaciones han permitido entender que los gorilas salvajes reaccionan de manera similar ante los muertos oliendo los cuerpos, acercándose a ellos o, incluso, llegando a dormir en su mismo nido en un afán por estar más cerca del fallecido y no dejarlo solo.
El estudio dirigido por la Fundación Dian Fossey y publicado en la revista científica PeerJ explica que “los humanos se consideraban únicos por tener un concepto sobre la muerte, pero las observaciones de las respuestas de los animales a ejemplares de su especie muertos o que van a fallecer sugiere lo contrario”-
Tres casos distintos
Las grabaciones conseguidas en tres situaciones distintas han permitido comprender el comportamiento de los gorilas. El primer caso fue la muerte de un macho dominante de 35 años de edad llamado Titus. El segundo, una hembra dominante de 38 años llamada Tuck. En los dos casos, los animales que pertenecían a su mismo grupo social acompañaron a los gorilas muertos durante varios días.
De momento, ningún cuidador ha logrado comprobar si el pequeño es macho o hembra porque su madre no deja que nadie se acerque a él.
Sorprendió la reacción de algunos de los ejemplares: por ejemplo, cerca del cuerpo de Titus estuvo Ihumure, un macho joven que se había convertido en alguien muy cercano al gorila muerto y pasó toda la noche a su lado; y junto a Tuck permaneció durante horas su hijo pequeño, Segasira, que incluso se subió sobre el cuerpo de su madre intentando amamantarse pese a que hacía tiempo que había sido destetado.
El tercer caso fue distinto: el cuerpo de un gorila fue encontrado por miembros de un grupo social diferente al que pertenecía, aunque de la misma especie. Pero también en esta ocasión los animales respondieron con sus propios comportamientos de cariño y tristeza hacia el animal muerto: lo olieron, lamieron y asearon, incluso algunos gorilas se golpearon el pecho o golpearon el cadáver en señal de repulsa por la muerte de uno de los suyos, como había sucedido en los otros casos.
En declaraciones que recoge Gizmodo, una de las responsables del estudio, Amy Porter, explica que “el comportamiento más sorprendente fue, sin duda, la similitud con las respuestas de comportamiento hacia los cadáveres de los miembros integrantes del grupo y de un miembro presuntamente desconocido que no pertenece al grupo”.
La investigadora señala que “en la sociedad de gorilas, las interacciones entre grupos o entre un grupo y un animal de su especie solitario, que no deja de ser un potencial competidor para ellos, desembocan generalmente en evitarse o bien en agresión con o sin contacto físico. Sin embargo, en los tres casos sucedió lo mismo: casi todos los miembros del grupo se sentaron en silencio alrededor del cadáver y muchos de ellos olfatearon, lamieron y arreglaron el cadáver”.