Los hielos antárticos se están reduciendo a niveles críticos

La Antártida sigue encogiéndose: según un informe del National Snow & Ice Data Center (Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo), de EE.UU, el hielo antártico ha experimentado varios días de mínimos históricos en enero, tras un rápido deshielo en diciembre, y se anticipa un mínimo anual sin precedentes en marzo.
El 1 de enero la extensión del hielo marino antártico era de 5,47 millones de km², la más baja para estas fechas en el registro satelital, que ya lleva 40 años. Este valor es 1,88 millones de km² inferior al promedio del período que va entre 1981 y 2010.
El preocupante fenómeno de estos meses ha expuesto grandes áreas del océano Austral que normalmente están cubiertas en esta época del año. A principios de diciembre, ya habían comenzado a aparecer regiones de aguas abiertas a lo largo de las partes de la costa cerca de la plataforma de hielo Amery y dentro de la bolsa de hielo al este del mar de Weddell. Y a pesar de estar cubierto de hielo a principios de enero, las concentraciones de hielo eran bastante bajas en el este de Weddell, el este del mar de Ross y la región norte (y a ambos lados) del Amery. Estas áreas se han fundido por completo desde entonces, y se espera que las áreas de hielo de baja concentración que quedan, especialmente en el noreste del Mar de Weddell y el norte del Mar de Ross, se derritan pronto.
Hasta ahora, informa Télam, se había considerado la del período noviembre-diciembre de 2016 la más extrema pérdida del hielo marino antártico, pero el 26 de diciembre pasado la extensión cayó por debajo de esa marca.
De seis a ocho semanas quedan en la temporada de deshielo antártico. La persistencia de marcas diarias a la baja que se está observando persistirá y dará lugar a un mínimo estacional récord que no se puede predecir. Si bien es demasiado pronto para establecer lo que causó el fenómeno, es probable que las condiciones atmosféricas inusuales y las altas temperaturas de la superficie del mar (ver “Efecto invernadero”), factores importantes en los mínimos históricos de 2016 y 2017, estén jugando un papel clave.
Las olas del mar
Pero este no es el único efecto preocupante del cambio climático sobre el mar. Según un estudio publicado en la revista “Nature Communications” -con participación de la Universidad de Cantabria-, la energía de las olas de los océanos crece en las altas latitudes de ambos hemisferio.
El estudio se centró en la energía contenida en las olas, que se transmite desde el viento y se transforma en movimiento ondulatorio. Esta medida, llamada potencia de onda, ha aumentado en asociación directa con el calentamiento histórico de la superficie del océano.
“Por primera vez hemos identificado una señal del efecto, en las olas, del calentamiento global. De hecho, la potencia de las olas creció un 0,4% por año desde 1948, y este aumento está relacionado con el incremento de las temperaturas de la superficie del mar”, advirtió Borja Reguero, investigador del Instituto de Ciencias Marinas de la Universidad de California.
“La energía de la ola global es un indicador valioso del calentamiento global, como la concentración de CO2, el aumento del nivel del mar o la temperatura atmosférica de la superficie global”, añadió Íñigo Losada, del Instituto de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria, donde se realizó el estudio.
A medida que aumenta la energía de las olas, sus efectos pueden ser más profundos, y es uno de los principales impulsores del cambio costero y de las inundaciones.
“Los efectos del cambio climático serán particularmente notables en la costa, donde se encuentran seres humanos y océanos”, resaltó Fernando Méndez, profesor asociado de la Universidad de Cantabria.

Fuente: www.lagaceta.com.ar

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