Los países ricos evaden su responsabilidad con el cambio climático
Jesse Bragg indicó a EFE que las delegaciones de los países desarrollados y la Unión Europea están abogando por potenciar el llamado comercio de derechos de emisión (de gases de efecto invernadero), por el que empresas y naciones pueden comprar bonos o créditos de carbono que les permitan contaminar.
“Los países ricos y las empresas ricas compran así su derecho a no tener que recortar sus emisiones”, afirmó el activista en la sede de la ONU en la capital tailandesa.
Los bonos son vendidos por países y empresas que emiten menos gases del límite que se les impone, lo que generalmente ocurre en países en desarrollo.
Bragg opinó que la compra-venta de derechos de emisión es contraproducente y defendió un sistema más transparente para reducir de mantera drástica la cantidad de gases contaminantes, responsables del calentamiento global.
El responsable de Corporate Accountability agregó que algunos países ricos también quieren que la compra de estos “bonos de carbono” supla además sus obligaciones financieras para con los países en desarrollo ante el cambio climático.
En 2015, los países desarrollados, debido a su responsabilidad histórica en la contaminación global, se comprometieron a aportar anualmente 100.000 millones de dólares (unos 86.000 millones de euros), por vía privada y pública, a partir del 2020 para ayudar a los países más pobres a luchar contra el calentamiento global.
Bragg precisó que a día de hoy no han aprobado un mecanismo claro para aportar esta cifra, que además considera insuficiente para ayudar a las naciones en desarrollo a lograr su transición a las energías limpias y protegerse de los desastres naturales provocados por el cambio climático.
Conferencia de Bangkok
Más de 1.400 delegados de 182 países y la Unión Europea y 568 participantes de ONG y diferentes agencias asisten a la conferencia de Bangkok en la que se busca consensuar un marco de directrices y reglas para su aprobación final en la Cumbre del Clima (COP 24) que se celebrará en Katowice (Polonia) en diciembre.
Estas directrices deberán concretar los objetivos del Acuerdo de París (2015), que busca que la temperatura no suba por encima de 2 o preferiblemente 1,5 grados centígrados respecto de los niveles preindustriales, entre otros fines.
En virtud del Acuerdo del París, que entra en vigor en 2020, los países se comprometerán a fijar objetivos de reducción de emisiones de manera “voluntaria” y no se contemplan sanciones para los que incumplan sus obligaciones.