Major, la mascota de Joe Biden, será el primer perro rescatado en vivir en la Casa Blanca

Hasta la llegada de Donald Trump, los perros eran una parte muy importante del “establishment” político, pero él se había negado a tener mascotas rompiendo una norma no escrita de la política norteamericana: las mascotas dan votos. Los perros de Obama, por ejemplo, tenían secretaria propia y agenda propia y la web de La Casa Blanca cuenta con un apartado dedicado en exclusiva a las mascotas de los presidentes. La mascota de Biden promete no quedarse atrás. Major es un pastor alemán que tuvo que ser rescatado por la Asociación Humanitaria de Delaware, junto a sus hermanos. Sufrían afixia por estar expuestos a toxinas. Joe Biden y la primera dama, Jill Biden, lo adoptaron. La pareja ya tenía otro pastor alemán, Champ, apodado así en referencia a la famosa frase que Biden dijo en un discurso recordando a su padre: “¡Cuando te derriben, campeón (champ en inglés), levántate!”.
Ambos ya se han convertido en protagonistas de las redes sociales del nuevo presidente, quien no ha dudado en utilizarle como imán de votos. “Pongamos los perros de nuevo en la Casa Blanca”, twiteó Biden el 1 de noviembre. Su antecesor, Donald Trump, declaró que no tenía perro porque daría la sensación de no estar demasiado ocupado: “No me importaría tener uno, honestamente, pero no tengo tiempo. ¿Cómo me vería paseando un perro en el césped de la Casa Blanca?”, aseguró al Washington Post en 2019. ¡Habría que remontarse cien años para encontrar un presidente estadounidense sin mascota! “Pongamos los perros de nuevo en la Casa Blanca”, twiteó Biden Major no es el primer perro abandonado que llega a la Casa Blanca. El presidente Lyndon B.Johnson adoptó un perro callejero –Yuki- que encontró su hija vagando en una gasolinera de Texas el día de Acción de Gracias de 1966.
Yuki representaba el ideal del sueño americano: un perro callejero convertido en mascota del presidente. Los Obama también compartieron su estancia en la Casa Blanca con dos perros: Bo y Sunny. Estos dos perros de agua eran tan populares que Michelle Obama aseguraba que “todo el mundo quiere verlos y tomarlos fotos”, por los que tuvieron que redactar un memorándum con la solicitud de horarios y la primera Dama aprobaba sus apariciones.
La presidencia de Bill Clinton también fue tormentosa respecto a sus mascotas. Durante su época como presidente, tuvo un perro labrador llamado Buddy y un gato apodado Socks, que se peleaban a menudo. De hecho, New York Times apodó a la pareja de mascotas como “la némesis”. Gerge W Bush tuvo dos Terriers escoces llamados Miss Beazley y Barney, que incluso asistían a las reuniones del gabinete del presidente. Los Terriers son muy apreciados en la Casa Blanca. Franklin D Rooselvelt también era dueño de uno: Fala, que contaba con secretaria propia para responder su correspondencia e incluso protagonizó una serie de dibujos animados y era incluso soldado honorario de la Armada Estadounidense. Además de perros, ha habido multitud de mascotas en la Casa Blanca. Por ejemplo, McKinley tenía un loro capaz de silbar “Yankee Doodle” y los Kennedy tenían un pony –Macaroni- que llegó a ser portada de la revista Life.

Fuente: www.elconfidencial.com

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