No le grites a tu perro

El estudio, a cargo de la Dra. Ana Catarina Vieira de Castro, contó con la participación de 92 perros divididos en dos grupos. En uno de ellos, las personas que los acompañaban utilizaban refuerzos positivos para su entrenamiento, mientras que en el otro grupo se les hablaba en tonos altos y de mal modo.
Se pudo observar que el grupo en el que se habían empleado refuerzos negativos tenía claros signos de ansiedad y estrés, comprobado no sólo por la actitud nerviosa del can a simple vista, sino también analizando químicamente su saliva. A través de este análisis pudo detectarse altos niveles de cortisol en la misma.
Del seguimiento de estos animales pudo concluirse que aquellos perros que habían tenido un entrenamiento con refuerzos positivos, como comida y juegos, gozaban de mayor bienestar general que aquellos habían sido entrenados con refuerzos negativos.

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