¿Qué pasa con la basura electrónica?

Cuando un teléfono inteligente se convierte en chatarra electrónica o e-waste, podrían hallarse en él casi cada uno de los 119 elementos de la tabla periódica. No es una exageración, conocedores en el tema lo afirman, y aseguran que entre esos desechos puede encontrarse plomo, tantalio, zinc y litio, altamente contaminantes para el medio ambiente y para quienes los manipulan.
Dichos residuos de aparatos electrónicos y eléctricos son denominados como Raee y en ellos están incluidos todos los dispositivos que requieren energía eléctrica para su funcionamiento, computadores, televisores, tabletas, teléfonos móviles, módems, routers, controles remotos, pilas usadas, entre otros.
Las campañas de recolección que se hacen de esos electrodomésticos, dispositivos y pilas son de prestar atención. Al dejar de funcionar se convierten en un residuo para su propietario que, por diversas razones (y entre ellas la principal es el desconocimiento), no sabe el paradero que tendrá y el tratamiento que se le dará a esa basura. ¿Ha pensado usted cuántos desperdicios de ese tipo genera al año y qué hace con ellos?
Gran parte de esos aparatos eléctricos y electrónicos son hechos con plásticos y metales ferrosos que pueden ser reciclados y con otros materiales como cadmio y cromo, considerados metales pesados que pueden ser muy contaminantes.
Para la organización Greenpeace esta es una epidemia mundial. Gran Bretaña y Estados Unidos han recibido denuncias por no controlar con efectividad el reciclaje que debe hacerse de esta chatarra electrónica, permitiendo que gran cantidad de ella tenga como destino final países en África y Asia como Ghana, Nigeria, Pakistán y China, que terminan convertidos en grandes vertederos de desperdicios tecnológicos.
La tragedia electrónica, un documental de la directora Cosima Dannoritzer (secuela del film Comprar, tirar, comprar), aborda el tema del e-waste, mostrándole al espectador una investigación profunda sobre el reciclaje ilegal de los desechos electrónicos que van desde Europa y Estados Unidos a los países que se han convertido en basureros.
En el film se mencionan diferentes cifras asociadas a esta tragedia: entre 20 y 50 millones de toneladas de residuos tecnológicos son generados por los países desarrollados. El 75 % de estos desechos no llegan a los centros de reciclado, sino que de forma indebida se exportan a países como Ghana, uno de los basureros tecnológicos del primer mundo, el primer escenario que Cosima expone en su film, un lugar descrito por ella como “lo más parecido al fin del mundo”.
Para el 2014 Colombia fue el cuarto país en generación de Raee con 252.000 toneladas, mientras que Brasil encabezó la lista con 1.412.000. ¿Adónde va a parar todo esto?
Según información suministrada por TigoUNE, la disposición final varía según la legislación de cada país. Así como se realizan procesos de recuperación y reciclaje, los desechos también pueden ir a parar a un relleno sanitario. Y es debido a ese mal proceso de reciclaje que se presenta un impacto ambiental grave por la toxicidad de algunos componentes de los Raee.

Fuente: http://www.elcolombiano.com/

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