Urgencias Ambientales de Argentina

Estas algunas de las urgencias ambientales que el Lic. Rodolfo Tarraubella* Coordinador de la Secretaría de Sustentabilidad y Finanzas Climáticas de la Agencia de Naciones Unidas, nos explica en esta nota.

*1. Contaminación de los Ríos*

El filósofo griego Heráclito decía *“No nos bañamos dos veces en el agua del mismo río”*, en alusión a que todo cambia permanentemente, pero en Argentina, no nos podemos bañar dos veces, porque la contaminación que los ríos tienen, pone en riesgo la vida de quien se baña, o sea, no alcanza la vida para bañarse de nuevo en las peligrosas aguas contaminadas de algunos ríos.

La mayoría de los ríos y lagos de Argentina se encuentran contaminados, a tal punto que se prohíbe a la gente bañarse en ellos. Empezando por el Riachuelo, el Río de la Plata, el Reconquista, el Salí Dulce, el Paraná, el Uruguay, el Carcarañá, etc. . . La causa de su contaminación radica mayormente en efluentes industriales no tratados, en el vertido de cloacas, e incluso, en el vertido de la basura domiciliaria. *En Belén, Catamarca, hay un río llamado “el río de la basura”, porque se usa para tirar la basura domiciliaria directamente al mismo.*

El Salí Dulce (río Salí en Tucumán que se convierte en Río Dulce ( *¿dulce?* ) cuando pasa la frontera a Santiago del Estero), está contaminado fuertemente por residuos orgánicos de alta carga, como las vinazas de las destilerías de alcohol que descargan, con muchos laberintos, en el río. Del mismo modo, los frigoríficos y las industrias zonales. En los ríos, se puede encontrar una sopa bacteriológica con coliformes, junto a una mezcla de mercurio, plomo, cobre, zinc, y otros metales, junto a sulfatos, y una altísima carga orgánica con una demanda de química y biológica de oxígeno, que no permite la vida de peces por momentos, encontrándoselos muertos flotando en los diques, o a la vera de los ríos, como en un suicidio colectivo, en el intento de salvarse de la sopa química acuosa.

*La situación más alarmante se da en la cuenca Matanza Riachuelo*. En la zona afectada viven 5 millones de habitantes, de los cuales el 35% de la población no tiene agua potable y el 55% no posee cloacas. La Cuenca atraviesa 14 municipios e incluye a la Ciudad de Buenos Aires. Actualmente, se estiman más de 20.000 industrias y de servicios establecidas en el territorio de la Cuenca. Lo más insólito que ocurrió en este año fue la resolución 46/2017 de Acumar, que da a entender que permite el vertido de sustancias contaminantes absolutamente prohibidas en normas anteriores como aldrin, clordano, DDT, dieldrín, endosulfán, endrín, heptacloro, lindano y paration.

*2. Deforestación*

Un informe de la FAO del año 2015 describe a la Argentina como uno de los países que mayor índice de deforestación ha tenido en los últimos 25 años. En el mismo se puede leer que la Argentina figura novena entre los diez países que menos cuidan sus árboles nativos (el informe abarca 234 países y territorios). Las conclusiones son contundentes: el país pierde cerca de 300.000 hectáreas de sus bosques, lo que equivale al 1% de su masa boscosa total.

La FAO se ocupa de medir la evolución de los bosques en todo el mundo desde 1990. Ese año, la Argentina tenía 34,7 millones de hectáreas de bosques naturales. 25 años después, esa cifra se redujo a 27,11 millones de hectáreas. Es decir que el país perdió en un cuarto de siglo el 22% de sus bosques, unas 7,6 millones de hectáreas.

Solamente el incendio forestal producido en La Pampa y Buenos Aires, entre fines del 2016 y principio del 2017, han hecho perder 1.000.000 de hectáreas más de bosques nativos.

*3.Tratamiento de la basura*

En la Argentina cada habitante produce en promedio 0,85 kg/hab/día, que genera un total de 36.000 toneladas de residuos sólidos urbanos por día y 13.150.000 toneladas por año. Aproximadamente el 50% son residuos orgánicos, el 30% son residuos reciclables, y tan sólo el 20% no lo son, pero pueden tratarse.

La forma más popular de tratar la basura, ha sido no tratarla, sino enterrarla en lo que ha dado en llamar “rellenos sanitarios”. Siempre nos preguntamos ¿Por qué le habrán puesto el nombre de “sanitarios”, a estos verdaderos basurales enterrados, con bolsas de plástico? Más bien son criaderos de ratas, cucarachas, y todo tipo de vectores de enfermedades.

La otra forma más popular de “No tratar la basura”, en la mayoría de los pueblos del interior, es el basurero a cielo abierto. O sea, la montaña de basura. *La más famosa de ella se encuentra en pleno “Tucumán City”, en una montaña de basura denominada “Pacará pintado”*, los lixiviados de este “basural” se filtran a las napas freáticas de la ciudad, como de la mayoría de los vertederos, contaminándolas.

En resumen, muy poca tecnología aplicada al tratamiento de basura, siendo en la mayoría de las pequeñas localidades, ocultada detrás de las montañas, cuyo frente tenemos en las fotos de nuestras vacaciones, y en cuyo lateral trasero, se oculta el basural.

*4. Cambio Climático*

Argentina está con un *retraso tecnológico* que le impide ser eficiente en su lucha contra el cambio climático. El sistema de transporte es deficiente en autopistas y trenes, no está reglamentado el bitren, y recién han comenzado a instalarse los buses de tránsito rápido. El tratamiento de basura no cuenta con los adelantos tecnológicos que reducen sus emisiones, y las altas cargas orgánicas con que algunas industrias descargan sus efluentes a los ríos, o los tratan en sus lagunas de sacrificio, producen metano, con 21 veces más poder calorífico que el CO2.

En virtud de su retraso tarifario energético, no fue negocio invertir en eficiencia energética, ni en energías renovables, lo que nos lleva a tener empresas con baja eficiencia energética, y una matriz energética argentina, con una dependencia de combustibles fósiles superior al 70%.

Los vehículos eléctricos y los híbridos, no fueron incentivados para su compra, y por el contrario, al pasar su valor los límites de precio establecidos, se los cargaba con un “impuesto al lujo”. Por lo tanto, la flota de automóviles, micros y camiones, no tiene casi, vehículos eléctricos ni híbridos.

El concepto de “empresa climáticamente inteligente”, no se ha promocionado en Argentina, estando acostumbrado el empresariado a externalizar el costo social de las emisiones de gases efecto invernadero, a la sociedad toda, sin hacerse cargo de mitigar sus propias emisiones.

*Los techos verdes*, no se difundieron como herramienta para reducir la isla de calor en las ciudades, y hoy todavía *son una rareza que se visita como un museo de extravagancias en los edificios de lujo*.

Las grandes inundaciones provocadas por el cambio climático, nos encontró sin infraestructura resiliente, y no se ha aprovechado para hacer estructuras adaptadas al cambio climático, ni sistemas de alerta temprana para prevenir desastres ambientales.

Del mismo modo, los incendios de bosques, no pudieron ser enfrentados con tecnologías de alerta, ni con los aviones hidrantes suficientes, alcanzando grandes niveles de emisión de CO2 por tal motivo. A todo esto, se le debe sumar la ineficiencia de algunos dirigentes.

*5. Finanzas que Contaminan*

Las finanzas incentivan la contaminación, premiando a los sectores de más rentabilidad, sin considerar que tengan tecnologías que les permitan ser carbono eficientes. O sea, una empresa que no invierte en tratamiento de efluentes líquidos y gaseosos, que no hace un proceso responsable de su basura, y que no invierte en tecnologías que reducen los gases efecto invernadero, al tener menos “gastos”, será más rentable que una empresa del mismo rubro que sí lo hizo. Pero el mercado financiero, premiará a la primera por tener un balance “más rentable”.

No existen mercados de bonos de carbono nacional, que le permitan beneficios económicos a aquellos que mitigan sus emisiones de gases efecto invernadero.

Tampoco están obligadas las empresas a presentar sus inventarios de emisiones de CO2, con lo que, a la hora de elegir en qué acción podemos invertir nuestro dinero en la bolsa, las que tienen planes de mitigación y las que no, están todas juntas.

El mercado de valores de Buenos Aires, hoy integrado a Bolsas y Mercados de Argentina, no tiene separado en pizarra los bonos verdes de los bonos convencionales, ni tampoco tiene clasificadas las empresas con estándares de sustentabilidad, lo que hace más difícil de elegir los activos para invertir.

Y para culminar con las finanzas, los bancos no tienen productos de inversión verdes, ni créditos verdes en oferta.

Las finanzas convencionales, todas juntas, confabuladas para contaminar.

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