Algunas cosas que podríamos hacer para cuidar los océanos

Solamente en Estados Unidos, cada año se tiran 25.400 millones de kilos de plástico a los vertederos.
Por desgracia, sigue sin saberse cómo podría afectar este plástico —que no es biodegradable y que podría durar siglos en el entorno— a la salud humana y al medio ambiente. Pero todos podemos hacer algo para mitigar esta crisis del plástico que cada vez se acrecienta más. Sí, todos. Desde los emprendedores y las empresas, que necesitan darle una vuelta a la forma de diseñar y fabricar productos de plástico; hasta los legisladores, que pueden promulgar leyes para proteger a los entornos frágiles de la contaminación de residuos plásticos; pasando por los ciudadanos (como tú), cuyas acciones cotidianas pueden contribuir a algo más grande. Todos tenemos un papel.
1. Utiliza menos productos de plástico, especialmente si son de usar y tirar
El plástico es un material de valor incalculable, se utiliza para fabricar de todo: desde material médico hasta material de construcción; por lo tanto, prohibirlo por completo sería prácticamente imposible.
Lo que tenemos que hacer es acordarnos de utilizar menos plástico (y reducir el consumo en general); eso incluye también el plástico reciclable y los plásticos compostables y biodegradables.
“Si de verdad queremos hacer algo con el problema al que nos enfrentamos, tenemos que reflexionar más sobre la naturaleza del consumo en sí mismo”.
La clave está en el uso de productos de plástico de usar y tirar, como bolsas de plástico, botellas, contenedores, pajitas y cubertería. Los objetos de plástico de un solo uso son los que se encuentran en mayor proporción en las masas de agua de todo el mundo.
2. No tires basura al suelo
Puede parecer evidente, pero dejar de tirar basura al suelo es crucial para asegurarnos de que los desechos de plástico se eliminan de la manera adecuada y no acaban en el mar o en otros entornos naturales.
Este tipo de conductas son la principal causa de que se acumule plástico en los océanos del mundo. Una bolsa de plástico que queda atrapada en una racha de viento puede terminar en el alcantarillado; una botella de plástico vacía olvidada en la playa puede acabar en el mar cuando suba la marea.
3. Recicla cuando puedas y hazlo bien
Resulta que reciclar el plástico es mucho más difícil de lo que puede parecer; de hecho, es tan complicado que una cantidad notable del plástico que se desecha (incluso del que se deja en el contenedor de reciclaje) acaba sin reciclarse. En Estados Unidos, se recicla menos del 7% del plástico que se tira y alrededor del 8% se quema para producir energía a partir de la combustión de los residuos.
4. Compra prendas de tejido no sintético siempre que sea posible
Según varias investigaciones, los microplásticos —es decir, los fragmentos de plástico de menos de 5 milímetros de longitud— pueden desprenderse de las prendas sintéticas, como las acrílicas o las de poliéster, al lavarlas.
En un solo ciclo de lavado a máquina pueden liberarse más de 700.000 fibras de microplástico al medio ambiente, según revela un estudio realizado en 2016.
Considera la posibilidad de comprar prendas de tejidos orgánicos como el algodón, la lana, el lino o el cáñamo.
5. Di no a las microperlas
Las microperlas de plástico se añaden muchas veces como exfoliante en productos cosméticos como jabones, dentífricos y exfoliantes faciales. Estas pequeñas esferas de plástico pueden no filtrarse con los sistemas de tratamiento de aguas residuales y acabar en canales o ríos y, finalmente, en el mar.
Varios países, entre ellos Estados Unidos y Reino Unido, han empezado a prohibir las microperlas tras reconocer el riesgo que suponen para los ecosistemas marinos y para la salud humana.
6. No utilices bolsas de plástico
Las bolsas de plástico pueden resultar muy prácticas para hacer la compra, pero son uno de los productos que más desperdicios generan. En Estados Unidos, por ejemplo, una familia promedio de cuatro miembros consume más de 1.500 bolsas de plástico al año, según el Consejo para la Defensa de Recursos Naturales. Cada bolsa se usa una media de 12 minutos; por lo tanto, como las bolsas de plástico se reciclan pocas veces, la mayoría acaban en los vertederos, donde pueden durar cientos de años.

Fuente: http://www.huffingtonpost.es/Dominique Mosbergen

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