Biopintura contra la contaminación
Son jóvenes de la UNSAM y UBA que, coordinados por especialistas del CONICET, trabajan en un material ecológico para evitar el fouling, la adhesión de microorganismos a superficies sumergidas. Actualmente, para enfrentarlo, los marineros utilizan pinturas que dañan al ambiente marino y sus especies.
En la inmensidad del océano, un caracol sufre cambios en su estructura hasta cambiar su sexo. Una hembra puede volverse macho y fallecer, al no lograr expulsar sus huevos. El fenómeno, llamado “imposex”, afecta a 120 animales de todo el mundo causando una sensible disminución de las especies. por causa de las sustancias que se usan contra el fouling.
Pero, ¿Qué es fouling? Consiste en la adhesión de bacterias, microalgas y hongos en redes de cultivo, cascos de embarcaciones y plataformas portuarias sumergidas. Permite el asentamiento de colonias de moluscos e invertebrados en esas superficies y genera más peso y fricción en las diversas estructuras. Para tratarlo, los marineros utilizan pinturas con alto contenido de estaño y materiales pesados, causando un desequilibrio en el ecosistema marino.
Estudiantes de la UNSAM y la UBA, con la coordinación de profesores e investigadores del CONICET, buscan enfrentar la problemática y desarrollan un biofilm que actúe sin perjudicar al ambiente. “Nos preocupaba la constante extinción de especies y a partir de recolectar información y leer papers optamos por elaborar una pintura ecológica”, afirma, en diálogo con Agencia CTyS, Ana Laura Medina Fraga, miembro del equipo de trabajo.
El proyecto fue presentado este año en TecnoX, la competencia argentina que nuclea a jóvenes de Latinoamérica para motivar trabajos de biología sintética que respondan a un bien común.
El material diseñado se conforma a partir de la conjunción de dos bacterias del género Pseudomonas: contiene una cepa de la bacteria protegens, propia del ecosistema acuático y beneficiosa para el medioambiente y una de aeuroginosa, que permite que el biofilm cumpla el rol de pintura anti-incrustante al producir una sustancia llamada “piocianina”, que interfiere con el crecimiento de otros microorganismos.
A través de la biología sintética, el equipo utilizó los diversos genes para formar la película y combinaron los sustratos que los microorganismos producen normalmente. “Hay dos maneras en que las bacterias pueden vivir: libres o formando colonias. Para el proyecto nos basamos en esta última cualidad”, agrega Florencia Malamud, investigadora del CONICET y coordinadora del estudio.
La industrialización del producto está siendo analizada debido a las diferentes regulaciones que posee el manejo de transgénicos. La piocianina funciona como un mecanismo de defensa y de competencia en el ambiente para la bacteria. Sin embargo, la cepa que produce esa sustancia es patógena y no puede ser utilizada cerca de los humanos. Por eso los especialistas retiraron la partícula que necesitaban y crearon el film incorporándola a la Pseudomonas protegens.