Cinco errores que provocan que los perros odien bañarse

Enfrentar la hora del baño es un desafío. Muchos dueños ni siquiera quieren pensar en ese momento, debido a la reacción de las mascotas. Sin embargo, esto sucede porque se comenten errores que producen que el animal tenga animadversión al agua.
No generar un clima positivo

A la hora del baño no hay que apurarse, no se debe tomarlo como un trámite que se desea terminar lo más rápido posible. El perro siente la energía de su dueño y si está haciéndolo a disgusto, él también tendrá esa postura.

Hay que ser paciente y crear una experiencia positiva. Antes de ingresar al agua se puede comenzar cepillando su pelo, para comenzar a relajarlo. En el baño se debe hablarle de manera cariñosa e incluso darle alguna “golosina” por su buena conducta. De esta manera, el perro lo vivirá como una experiencia confortable y lo asociará a algo bueno.

Cepillarle los dientes a la fuerza

Cepillarle los dientes a un perro inquieto puede ser un suplicio, para los dos. Es por eso que muchas personas deciden no hacerlo, pero esto puede
acarrear problemas de salud en el futuro.

Una manera de mantener la atención de la mascota es invirtiendo en pasta de dientes saborizadas, especiales para ellos. Además, las hechas para humanos pueden ser tóxicas. Hay algunas que tienen esencia a carne y que llaman la atención del animal, pero se debe comenzar animándolo a acercarse, que primero olfatee para que pierda el miedo.

Una vez que olfateó, debe frotarse el labio y dejar que él solo pruebe el gusto. Con eso, se logrará que comience a mostrar interés. Lo ideal es que sea rutinario, por la mañana, después de la comida o un paseo, de manera que lo asocie a otra actividad que disfrute.

Retoques entre baños sin afecto

Una vez que los perros regresan de su paseo diario es recomendable limpiarle las patas, así como sus áreas privadas con toallitas de bebé o un trapo viejo. Estos retoques regulares sacan mucha basura antes del baño y acostumbra a los perros a acicalarse de manera regular. El olfato lo agradecerá.
Hacerlo de manera intempestiva, contra su voluntad, como si se estuviese limpiando el televisor o el piso, lo va a poner de mal humor.

Pánico: ¡hay que cortarle las uñas!
Esto también puede ser un desafío. Tomar de la pata al animal y forzarlo para cortarle las uñas puede molestarle y llevar a accidentes indeseables, como arrancarle un poco de piel. Una manera de ver cuál es el largo correcto es mirar la pata desde abajo y ver donde comienza a sobresalir “el gancho”.
Pero, incluso con gran cuidado, los accidentes ocurren. Quizá hacerlo rápido, puede generar ir más lejos de lo esperado y comienza el sangrado. Por eso se debe tener a mano un polvo antiséptico para mascotas, curarlo y continuar. Entrar en pánico hará que el perro también se ponga nervioso. Resulta clave hacer cortes pequeños, como a un bebé, hasta terminar cada dedo y aflojar la presión cuando el animal se siente incómodo. Eso sí, siempre terminar con algún elogio.
No hacerlo como rutina

La repetición es la clave. Convertir el baño en un buen hábito es esencial. Debe convertirse en un momento de unión, de afecto, ya que el perro estará lidiando con agua en un ambiente en el que no se siente cómodo. Finalizar la tarea con una gratificación es crucial, desde un abrazo a una golosina, el debe sentir que ese momento es especial, único, con su dueño. Foto: Gracias a Tima Miroshnichenko

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