Cómo resolver el problema de la basura espacial
¿Qué ocurrirá cuando se liberen no de a uno o dos, sino de a 100 satélites en un mismo lanzamiento? La pregunta les hace arquear las cejas a los investigadores que diseñan las nuevas modalidades que adquirirá la actividad satelital.
“Es un problema -dice Franco Ongaro, de la Agencia Espacial Europea-. Tendremos que asegurarnos de que se cumplan las normas que ya existen y de que cualquier cosa que pongamos arriba vuelva a caer. El espacio, más allá de un cierto nivel, donde la atmósfera se hace muy finita, es como un mar en el que ningún barco se hunde. Es como si todavía estuvieran flotando los navíos romanos o el Titanic. Y por supuesto, las rutas más frecuentadas serían las de más basura y más riesgo de choque.”
Esto no constituyó un inconveniente durante mucho tiempo, pero ahora que se lanzarán más y más objetos será necesario encontrar formas efectivas de “limpiar” las órbitas terrestres.
En la Agencia Espacial Europea están desarrollando un programa específico para enfrentar este desafío. “Hay tres enfoques -cuenta Ongaro-. El primero consiste en usar propelentes que no sean contaminantes. El segundo es no seguir aumentando la basura espacial; por ejemplo, con tecnologías que nos ayuden a hacer que cada satélite reingrese al final de su vida útil, y tal vez poner a bordo sistemas que harán más fácil recuperarlo. Y el tercero es desarrollar grandes naves para ir a capturarlos.”
“Es uno de los temas que aparecen en todos los simposios -coincide Francisco Mendieta, de la Agencia Espacial Mexicana-. Los restos de cohetes y satélites que dejaron de operar e incluso de colisiones quedan orbitando por muchos años. Sucede como con la basura en la Tierra: es difícil recogerla, pero lo que podemos hacer es ya no arrojarla. Tenemos que superar esa idea de lanzar cosas y dejarlas hasta que las leyes de la naturaleza las desorbiten. No: tenemos que desorbitarlas nosotros. Una posibilidad es que se autoincineren.”