El impacto de la industria textil en el cambio climático

Esta es la perspectiva de Ciclo de Vida y asegura que cualquier acción que se implemente, no traspase simplemente los impactos a otras áreas del proceso productivo o zonas geográficas.
Para analizar el impacto en el cambio climático se utiliza el indicador de CO2, de tal manera que se transforman las emisiones de todos los gases generado en todo el ciclo de vida del producto a kg o toneladas de CO2 equivalente. El resultado de esta contabilización es lo que también se llama Huella de Carbono de un producto o servicio.
Aproximando un dato global, según un informe de la Universidad de Cambridge, por cada kilogramo de tejido textil producido globalmente se consume 0.6kg de petróleo equivalente y se emiten 2kg de Co2 a la atmósfera.
Pero vamos por partes viendo los impactos en cada fase del ciclo de vida:
1. Cultivo y procesado de la fibra – Cuando escoges la tela
Simplificando mucho, tenemos básicamente dos tipos de fibras que se producen: las naturales y las sintéticas. Entre ellas, las más utilizadas son el algodón y el polyester (50% del total del consumo).
Cuando se analizan los datos comparando todos los impactos en la fase de producción de algodón y polyester (para simplificar el análisis), lo que queda claro es que no hay un tipo de fibra que ofrezca el menor impacto ambiental en todas las categorías.
Cuando usas algodón:
Tiene un consumo moderado de energía en su producción.
Es el producto que es más intensivo en agua debido a que requiere mucho riego,
El proceso de teñido y acabado tienen un impacto muy alto en energía y toxicidad.
Se dice que el algodón requiere de un 72% más de energía que las fibras sintéticas en esta fase.
Una alternativa viable es el algodón orgánico, que parece tener emisiones considerablemente más bajas en su fase de producción que el algodón tradicional.
Cuando decides usar polyester:
Tiene un alto consumo de energía comparado con un producto natural, pero es el que menos consumo tiene entre las fibras sintéticas.
Es la fibra que menos agua consume entre todas.
Su fabricación está basada en petroquímicos, que son esencialmente insostenibles.
Tiene más durabilidad que una fibra natural.
Por ello, antes que nada, debemos priorizar los impactos ambientales que más importancia tengan para nosotros o nuestro entorno. Seguidamente podremos decidir qué fibras queremos utilizar que cumplan estos objetivos.
2. Transporte – Para que llegue la ropa a las tiendas.
En la industria textil, la producción y la venta están muy fragmentadas, es decir, hay multitud de pequeños actores. En cambio, las operaciones de compra internacional están muy concentradas (en las grandes cadenas de ropa).
Esto hace que el circuito de producción requiera mandar los productos a grandes distancias por aire, tierra y mar y que una misma prenda de varias vueltas al mundo en su proceso productivo.
En cada acción hay emisiones que son contabilizadas por el país que recibe la ganancia de la producción. La contabilización de estas emisiones es una tarea muy complicada.
Lo que sí es cierto es que la mayoría de marcas no producen sus prendas o productos directamente sino que contratan proveedores alrededor del mundo. Algunas de ellas pueden llegar a tener productores en 3,000 fábricas en 50 países. Imagínate las emisiones que genera tu polito para que puedas tenerlo en tu tienda.
3. Fase de uso – Lo que impactas tu usando tu ropa
¿Has pensado alguna vez que cuando usas tu ropa, contribuyes al cambio climático? Si amigo o amiga. Cada vez que lavas y secas tu prenda estás consumiendo casi un 80% de la energía que se consume en todo el ciclo de vida de un producto textil.
¿Y en qué se consume esta energía? Cada vez que lavas, especialmente si lavas con agua caliente, consumes 2/3 de esta energía. Y si secas la ropa con una secadora, te comes el otro tercio.
O sea por cada kg de ropa que tienes en tu closet, consumes 0.048kg de petróleo y emites 1.6kg de CO2 a la atmósfera (cálculo hecho en base a los datos del informe de la Universidad de Cambridge).

Fuente: http://www.magneticabcn.com/

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