En los barrios más verdes hay menos delincuencia
El efecto terapéutico de la naturaleza es bien conocido: la visión de un espacio verde, ya sea un bosque, un jardín, o incluso un paisaje pintado reduce los niveles de ansiedad y estrés, pone de buen humor y hasta contribuye a alargar la vida.
Un estudio publicado en la revista científica Environment and Behavior fue más allá y concluyó que la presencia de plantas en los barrios podría hacer descender el número de crímenes perpetrados en los mismos. Un trabajo revolucionario, pues tradicionalmente se pensaba lo contrario: la vegetación supone el escondite perfecto para “cacos y maleantes”, por lo que, cuanto más “limpias” estuvieran las calles de árboles y arbustos, más seguras serían.
Los autores, de la Universidad de Illinois (EEUU), enfocaron el asunto desde otra perspectiva: un espacio verde no tiene por qué estar formado de vegetación muy densa, sino que se pueden plantear diseños más abiertos: grandes extensiones de césped, árboles espaciados entre sí, macetas con flores… De esta forma los jardines no suponen un escondite para los criminales y, además, se produce un efecto contrario: la tasa de delitos disminuye.
Este hecho se explica por dos razones: en primer lugar, aumenta la vigilancia sobre los potenciales ladrones o asaltantes, ya que un entorno ajardinado, más amable, invita a salir y a hacer más vida en la calle. De esta forma aumenta el número de vecinos por las calles y los criminales se sienten observados.
El segundo motivo tiene que ver con el efecto terapéutico de la naturaleza que comentábamos al principio: la presencia de vegetación mitiga lo que los autores denominan “precursores psicológicos de la violencia”: irritabilidad, falta de atención y descenso en el control de los impulsos. En otras palabras: cuanto más verde es el entorno, menos agresividad sentimos.
Las personas que viven en barrios con parques tienden a hablar más entre sí, por lo que se crea un sentimiento de comunidad que hoy está desapareciendo en las grandes ciudades.
Para demostrar sus hipótesis, los científicos analizaron los delitos cometidos en diferentes áreas de un suburbio de Chicago, considerado entre los doce peores barrios de EEUU, con una tasa de desempleo superior al 90% y una gran proporción de niños y adolescentes en riesgo de exclusión. En él, como en muchos suburbios del mundo, se han ido eliminando progresivamente los árboles y jardines para ahorrar en costes, por en muchas zonas es imposible encontrar una brizna de hierba. Los resultados revelaron, sin embargo, que ese ahorro sale caro: las áreas sin vegetación presentaban una tasa de criminalidad significativamente más alta.