Fracasa iniciativa para prohibir el comercio del elefante africano
Durante la reunión que la Cites celebra en Johannesburgo, conservacionistas y otros grupos de interés han argumentado que las poblaciones de paquidermos en el sur del continente no están en declive y que su comercio regulado debilita el tráfico ilegal.
Finalmente, durante la votación este lunes de una propuesta para prohibir totalmente el comercio del elefante africano, la Convención no logró una mayoría suficiente para que prosperara, y ello pese a que la Cites pedía el domingo a todos los países donde es legal el comercio de marfil que cerraran sus mercados.
La iniciativa, presentada por un bloque de países africanos, fue desechada al no conseguir los dos tercios de los votos necesarios para ser adoptada.
Un total de 62 países votaron a favor, 44 lo hicieron en contra y 12 se abstuvieron.
Países del sur del continente como Sudáfrica, Zimbabue, Namibia o Zambia se opusieron frontalmente a la prohibición total, en contra de la cual también votaron Estados Unidos y la Unión Europea.
La propuesta pretendía incluir al elefante africano en el apéndice I de la Cites, que prohíbe por completo el comercio internacional y en el que ya se encuentra el elefante asiático.
El elefante africano está actualmente en el apéndice II, que considera legal la venta internacional de este animal y sus colmillos solo cuando el exportador cuenta con un permiso especial de la Cites.
Los prohibicionistas consideran la ilegalización como la única forma de luchar contra la caza furtiva y el tráfico de la especie, y ven en los mercados legales una oportunidad para que los traficantes blanqueen los colmillos obtenidos clandestinamente.
Según datos de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (Uicn), el elefante africano ha sufrido recientemente la peor caída de población de los últimos 25 años, debido, entre otras razones, a la caza furtiva.
En 2015 quedaban en el continente 415.000 elefantes, 111.000 menos que en 2006.
Sin embargo, países como Sudáfrica o Namibia mantienen poblaciones estables o en crecimiento, en ocasiones excesivas para el equilibrio natural de los ecosistemas en los que viven.
La explotación comercial -mediante la caza legal o la venta de marfil- es considerada en muchos sectores de estos países una solución muy ventajosa económicamente, que permite la autosuficiencia de los proyectos de conservación y corregir la superpoblación de esta especie.