La casa ‘cero’ emisiones de carbono que diseñó Harvard

Por fuera tiene el aspecto de una casa convencional y apenas se distingue de las que la rodean, pero por dentro, este edificio construido antes de la década de 1940 está dotado con los sistemas de eficiencia energética más avanzados del momento. Ahora es el prototipo de la nueva generación de ‘casas verdes’, porque su consumo energético y emisiones contaminantes son casi nulos.
Por eso la han llamado la Casa cero (HouseZero). Cuenta con tres plantas y está construida con un entramado de madera, revestimiento de cedro y techo inclinado, y reacondicionado y reequipado con los últimos adelantos tecnológicos, por lo que se ha convertido en el laboratorio más ambicioso creado hasta ahora para diseñar las casas amigables con el medioambiente.
Se prevé que producirá más energía a lo largo de su vida útil de la que se utilizó para construirla, renovarla y hacerla funcionar.
Este proyecto también es una infraestructura de recolección de información, un ‘cerebro’ que contiene varios kilómetros de cables y 285 sensores que generan casi 17 millones de datos al día. Según el CGBC, esta información permite que el edificio se ajuste automáticamente a variables internas y externas, como la temperatura del aire o los niveles de lluvia y CO2.
“Los datos recogidos ayudarán a diseñar la próxima generación de edificios ultraeficientes, que promuevan la eficiencia energética, la salud y la sostenibilidad, en casas nuevas o reacondicionadas”, afirma Ali Malkawi, director fundador del CGBC y creador y líder del proyecto.
Estas son algunas de las características de la Harvard HouseZero que la convierten en una casa verde única en su tipo:
– La ventilación natural la opera un sistema controlado mediante ‘software’ y sensores que miden la temperatura, humedad y calidad del aire interior y exterior, y que abre y cierra las ventanas automáticamente y mantiene un ambiente saludable todo el año.
– En lugar de ser una ‘caja sellada’, la envoltura constructiva y los materiales del edificio interactúan con las estaciones del año y el ambiente exterior de una manera natural, lo que permite que la casa se adapte constantemente –a veces a diario– al entorno, para garantizar el confort térmico de sus ocupantes.
– La casa necesita muy poca energía para funcionar y su techo incorpora paneles fotovoltaicos (solares) para proporcionar electricidad renovable, para su climatización y para el funcionamiento de los equipos.
– Su cubierta está acristalada, con esto se aprovecha la luz y el calor solar para iluminar el interior de la casa y ayudar a ventilarla.
– La hermeticidad del aire, impermeabilidad y aislamiento han sido aumentados mediante mejoras en las paredes y tejados. Algunos materiales ayudan a absorber y liberar naturalmente la humedad en el aire.
– Las necesidades eléctricas son mínimas y se abastecen mediante las tejas fotovoltaicas situadas en el tejado, en tanto que la electricidad generada por la energía solar se almacena en baterías situadas en la casa, devolviendo a la red eléctrica el excedente de corriente renovable y limpia, no utilizado en la casa.
– Un sistema de energía geotérmica conectado a una bomba aprovecha el calor natural de la tierra y lo reutiliza para calentar o enfriar el agua, dependiendo de la estación del año.

Fuente: EFE

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