¿Lo conocías todo sobre el caballito de mar?

La hembra deposita los ovocitos en el saco ventral del macho y una vez dentro los espermatozoides los fecundan. Se cree que esta capacidad les permite tener mayor descendencia ya que mientras el macho incuba los huevos la hembra puede crear nuevos ovocitos que introducirá en el macho prácticamente tras el parto.
El proceso de cortejo de los caballitos de mar es muy complejo y lento. El cortejo se inicia con el macho dando vueltas alrededor de la hembra y produciendo chasquidos. Durante días la pareja se mantiene junta, esperando el momento preciso en el que la hembra tiene los ovocitos a punto para la fecundación. Durante ese tiempo realizan un curioso “baile sincronizado” que puede durar 8 horas durante el cual el macho introduce y explusa agua de su saco ventral para demostrar a la hembra que no está incubando otros huevos. Cuando los ovocitos están listos, la pareja se agarrra de las colas prensiles y la hembra introduce los ovocitos en el macho.
De todos esos pequeños caballitos de mar que acabas de ver en el vídeo solo hubiera sobrevivido el 0,5% si hubiesen nacido en su hábitat natural. De los en torno a 1.800 pequeños que pueden llegar a dar a luz algunas especies, solo 9 llegarán a ser adultos. Aunque parezca una tasa muy pequeña es muy alta entre los peces. ¿Qué pasa con los 1791 restantes? Pasa a ser alimento del océano.
Y a pesar de ese enorme esfuerzo son peces muy lentos, pudiendo moverse a una velocidad máxima de unos 150-200 cm por hora. En gran medida por esa posición vertical que han adoptado y su falta de aleta caudal.
A pesar de su pequeño tamaño (máximo de 30 centímetros y mínimo 1 centímetro) son capaces de comerse hasta 3.000 artemias (pequeños crustáceos braquiópodos) al día.
Y es esa la principal razón de que sean tan voraces. Al carecer de estómago, el alimento pasa rápidamente por el tracto intestinal y necesitan comer muchas presas para obtener nutrientes.
El caballito de mar pigmeo (Hippocampus bargibanti) vive en una única gorgonia del género Muricella. Este pequeño caballito tiene unas protuberancias tan similares a esta gorgonia que la elección de su hábitat le ha hecho pasar desapercibido y, posiblemente, sea esa la causa por la que ha llegado hasta hoy.
Cada caballito de mar es diferente a cualquier otro. Todos los caballitos nacen con unas protuberancias en la cabeza denominadas coronas que son únicas y permiten identificarlos al igual que a nosotros se nos puede identificar por las huellas dactilares.
Y no solo eso, son capaces de mover sus ojos de manera independiente, como hacen los camaleones y Marujita Díaz, una capacidad que les facilita mucho la caza mientras se agarran con sus colas prensiles a corales o vegetación.
Los caballitos de mar tienen en su piel unas células llamadas cromatóforos que les permiten cambiar el color y tono de su piel cuando se sienten amenazados o durante la fase de cortejo. La velocidad de cambio de ese color dependerá de la situación, siendo muy rápido en una situación de vida o muerte, por ejemplo.

Fuente: http://www.fordivers.com/

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