Los animales que pueden vivir sin agua durante años
La falta de agua afecta a los diferentes seres vivos. La deshidratación en los seres humanos produce desde cansancio, dolor de cabeza y debilidad muscular hasta la pérdida de conciencia y la muerte.
Esto también es una amenaza seria para muchos animales. Pero algunos de ellos han desarrollado unas estrategias defensivas sorprendentes.
No puede existir una casa en el desierto sin un tanque de agua apropiado, y en ciertos animales ese depósito de agua es interno.
Las tortugas del desierto y las gigantes de las Islas Galápagos utilizan sus vejigas como unos depósitos portátiles para almacenar el vital líquido.
Cuando es época de lluvia o están en terreno húmedo, las tortugas llenan sus vejigas con agua, y cuando llega la sequía pueden extraerla de ahí a través de las paredes permeables de este órgano.
El sapo contenedor de agua australianoalmacena agua en sus agallas, tejidos y vejiga. Esto lo hace muy codiciado por serpientes, aves, cocodrilos y hasta los aborígenes Tiwi, quienes las atrapan y las exprimen para beber toda la carga del desafortunado sapo.
Puede retener líquido hasta el doble de su peso, y una vez que está lleno puede vivir durante cinco años sin tomar ni un sorbo.
Pieles recubiertas
En los desiertos de Estados Unidos hay un sapo con un nombre muy acertado: patas de espuelas. Este animal suele escarbar con estas garras hasta esconderse por completo en la tierra durante unos nueve meses.
Algunos sapos pueden vivir hasta cinco años sin tomar un sorbo de agua.
Oculto en su madriguera, se contrae y se cubre con una mucosa que le permite conservar el agua de su cuerpo.
Emergen 10 meses después, cuando sienten el retumbar de las gotas de una fuerte lluvia sobre la superficie.
Algunas ranas de árbol también reducen la pérdida de agua segregando una suerte de cera impermeable sobre su piel.
El pez pulmonado africano lleva la técnica al extremo. Es una especie de anguila que generalmente vive en aguas de poca profundidad de las ciénagas y pantanos.
Cuando estos se secan, estas criaturas marinas se transforman en seres terrestres que se arrastran sobre la superficie y toman su oxígeno del aire, en vez del agua.
La vejiga de cada pulmonado tiene la capacidad para transformarse en un “pulmón”.
Cuando hay sequía cavan un túnel en el barro, utilizando unas aletas a la altura de la pelvis. Luego segregan una cubierta de baba que reduce la pérdida de agua.
Así pueden permanecer de tres a cinco años, como en un estado de “animación suspendida”, sin necesidad de comer o beber. Solo despiertan cuando sienten que hay agua fresca disponible.
Para los animales del desierto muchas veces la comida es la principal fuente de líquidos, con la ventaja de que puede ser almacenada más fácilmente que el agua.
Las ratas canguro y los ratones de bolsa coleccionan semillas cuando el ambiente está húmedo y las plantas se están reproduciendo. Luego viven de ellas por el resto del año.
Estos roedores pasan los días calurosos en sus guaridas, comiéndose la despensa, y solo salen de noche. Estas semillas, altas en carohidratos, les otorgan energía y “agua metabólica”, por lo cual pueden prescindir del agua.
Mientras estos roedores dependen de su metabolismo para procesar carbohidratos que sustituyan el agua, grandes mamíferos como los camellos dependen más de la grasa.
Gracias a su metabolismo, por cada gramo de grasa que procesan obtienen 1,12 mililitros de agua.
De modo que más que almacenar agua en sus lomos, los camellos guardan grasa: hasta 36kg en total.
Si la grasa es tan buena fuente de agua, tiene sentido preguntarse por qué en los desiertos no hay grandes manadas de animales obesos que deambulan lentamente.
El problema es que los animales con grasa distribuida uniformemente sufrirían mucho para mantenerse frescos, porque la grasa sirve también como capa aislante que atrapa el calor del cuerpo.
Por ello la mejor opción es almacenar la grasa en uno o dos lugares discretos, tal como lo hace el monstruo de Gila, que acumula su comida y agua en su larga y bulbosa cola.