Productores acusan a la Barrick Gold de arruinar la agricultura en Jáchal
Bernabé Gómez tenía una finca de 5 hectáreas a menos de un kilómetro de la plaza central de Jáchal, la cabecera departamental y la ciudad más grande en los alrededores de Veladero, que queda en el vecino Iglesia. La producción de Bernabé era prácticamente autosustentable. Recuerda que heredó la técnica de su padre, que a su vez la aprendió de su abuelo. Con una hectárea y media de maíz obtenía choclo en grano para vender y maíz para alimentar a sus pollos, gallinas y cerdos. También hacía embutidos y plantaba sus vegetales. Sólo compraba papa y batata, imposibles de producir en la zona. Pero en 2012 tuvo que vender sus tierras para que el Estado hiciera un barrio sobre ellas. Hoy es empleado municipal, según publica Infobae.
Uno de los argumentos más usados por el sector minero es que el agua de la zona siempre fue mala. Bernabé lo rebate con su propia historia: una vida cosechando maíz sin inconvenientes. “Los problemas empezaron en 2007, 2008, poco después de que entró la minera. Ellos hablan del cambio climático, pero antes no tenía problemas. También dicen que el agua está contaminada ancestralmente, porque el agua corre sobre piedra mineralizada, pero una cosa es que el río barra la piedra lentamente durante miles de años y otra es que el hombre ponga dinamita y pulverice los minerales para que terminen en el agua”, planteó en una charla con Infobae.
La explicación que dio sobre la pérdida de calidad del agua es la misma que se repite entre todos los productores y ambientalistas, y es muy sencilla. Por un lado, tiene que ver con el agua que se usa en Veladero. La cuenca del Río Blanco, que viene del norte, registra niveles elevados de boro y arsénico, que recoge –principalmente- de una salina que atraviesa casi en el límite de La Rioja y San Juan. Del otro lado, las cuencas del río Potrerillos (donde se produjo el derrame) y del río Las Taguas (de donde Barrick Gold toma el agua) son puras y más caudalosas. Esas cuencas se unen en un lugar llamado, precisamente, “La Junta”. Por ende, el uso del agua pura en Veladero eleva la concentración de boro y arsénico aguas debajo de “La Junta”, que es donde nace el Río Jáchal.
Sin embargo, no son pocos los que creen que la calidad del agua cayó, sobre todo, por la contaminación. “El tema de los niveles elevados de ‘metales pesados’ es consecuencia de la actividad minera y los derrames, como el del 12 y 13 de setiembre pasado, y los derrames ‘naturales’ que provienen del exceso de nieve en el valle de lixiviación y el escurrimiento de la escombrera y el túnel de Pascua Lama, del que ‘brota’ mucha agua y la tienen que ‘tratar’ antes de recargarla en el curso del río turbio”, expuso a este medio el abogado ambientalista Diego Seguí.
En efecto, muchos productores están convencidos de que el problema se agravó después del derrame de la solución cianurada. “Esta temporada ha sido un caso muy emblemático de productores que han tenido que tirar la mayor parte de su producción. Nosotros pedimos que se hagan estudios serios sobre la agricultura y la ganadería, porque usan agua del río Jáchal, donde se han detectado metales pesados por encima de los valores históricos”, advirtió el contador Saúl Zeballos, de la Asamblea Jáchal No Se Toca.
Su vecina Eliana Mercado recordó que cuando era niña, su padre, Marcelo Mercado, cosechaba la cebolla en febrero o marzo, y la vendía entre julio y agosto, antes de que empiece la temporada de Santiago del Estero. Rememoró esos “años felices” como algo “normal” de su infancia. Históricamente en julio faltaba cebolla en el país y como el río Jáchal tiene más sal que el San Juan, la cebolla duraba más después de la cosecha.