Singularidades extraordinarias del castor

-Ingeniero: excluyendo a los seres humanos, los castores son los animales que mayor impacto producen en su entorno. Su anhelo por construir está codificado en su ADN. Les encanta construir diques. Derriban árboles de 15 centímetros de diámetro en menos de una hora. Algunos científicos consideran que la desaparición de los bosques de los Peninos y la creación de los Fens se deben a los castores que vivieron en Gran Bretaña hasta principios del siglo XIX.
Su facilidad para cortar árboles se debe a su curiosa dentadura. La capa interior (dentina) se desgasta más rápidamente que el esmalte exterior y provoca un efecto de cincel que se autoafila y que permite que los castores sierren con facilidad la madera.
-Submarinista: un castor puede permanecer sumergido durante un máximo de 15 minutos. Las patas traseras palmeadas parecen aletas, la cola plana es un timón, los párpados transparentes funcionan como gafas de buceo, labios impermeables forrados de pelo, y oídos y fosas nasales que se pueden cerrar para roer bajo el agua.
El castor, aunque es un roedor, como una ardilla grande, se parece tanto a un pez que en 1760, la facultad de Medicina y la de Teología de París clasificaron al castor como un pez debido a su cola escamosa. Eso implicaba que los colonos franceses en Norteamérica podían comer castor durante la Cuaresma y otros días festivos.
-Farmacéutico: a modo de botiquín andante, la secreción de dos glándulas próximas a la vejiga del castor, el castóreo, se ha empleado desde antiguo como un remedio infalible contra el dolor de cabeza, la fiebre y la epilepsia, así como purgante. Actualmente, sin embargo, sólo se emplea en la fabricación de perfumes. Salimar, de Guerlain, y Magie Noire, de Lancôme, contienen castóreo sintético.

Fuente: SERGIO PARRA - https://www.xatakaciencia.com

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