Un niño supera depresión gracias a perro con su misma enfermedad

Hace dos años, Carter Blanchard notó algo extraño en su rostro, era una mancha. Con el paso de las semanas, la mancha creció, los médicos lo diagnosticaron: vitiligo, una enfermedad degenerativa de la piel que provoca que se vaya perdiendo la pigmentación natural y aparecen manchas blanquecinas por todo el cuerpo.
Imagina por un momento estar en el lugar de Carter y sentirte diferente de los demás niños, comenzar a perder la confianza en ti mismo y que de pronto tú autoestima descienda por completo, entrando en depresión.
Stephen Adcok la madre de Carter, cuenta el momento en que decidió buscar ayuda: “Un día lo iba a llevar al colegio y la primera cosa que me dijo cuando entró al coche era que odiaba su cara y odiaba la manera en que se veía”, entonces pensó que era momento de hacer algo para ayudar a su hijo a lidiar con el vitiligo.
Se lanzó a buscar una solución en internet, en donde se encontró con lo que creyó, podría ser de gran ayuda. Una foto de Rowdy, un perro labrador negro de 13 años, popular en las redes sociales, como White Eyed Rowdy y que como su hijo había sido diagnosticado con vitiligo el mismo año.
La mamá de Carter había encontrado algo que podría sacar a su hijo de depresión, solo que esa ayuda se encontraba en otro lugar, muy lejos de Arkansas lugar donde viven y el traslado no se lo podían costear.
Lo primero que hizo la mujer fue contactar con la dueña de Rowdy, Niki Umbenhower. Le explicó la situación de Carter y le preguntó si podía llevar a su hijo para que conociera a su perrito. La mujer aceptó, pero todavía quedaba el detalle del dinero para el traslado “Pensé en pedir un préstamo” explicó Stephen.
Pero como todo en la vida, las piezas se acomodan de una manera inimaginable. Alguien se enteró de la situación y de manera anónima miembros de la comunidad donaron 5.000 dólares para el viaje.
Cuando Cartel vio al perro, su mundo cambió, ya no se sintió distinto. “No existía nadie que lo hiciera sentir mejor. Hasta que llegó Rowdy, tenía que ser un perro” contó la madre entre lágrimas.
“Cuando llegamos sentimos que ya habíamos estado ahí. Eran la familia para nosotros”, añadió. “Nos dimos cuenta de que la mascota percibió toda esa energía y nos recibió muy bien”.
Carter abrazo a Rowdy durante dos horas y no se separaron en toda su estadía, volvió al colegio renovado, con ganas, sin tristeza, sintiéndose bien y por primera vez ya no era diferente, era único.

Fuente: http://sumedico.com/

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