Los primeros desplazados por el cambio climático
Esau Sinnok solo tiene 19 años y ya le ha dado tiempo a ver cómo el mar se ha tragado tres campos de fútbol en los que ha jugado desde pequeño; tan pronto como sea posible él y el resto de los 649 habitantes de Shishmaref (Alaska) deberán abandonar la tierra que habitan desde hace miles de años.
Hogar de la comunidad esquimal Iñupiaq, Shishmaref, una isla situada al norte del estrecho de Bering que separa Estados Unidos de Rusia, ha perdido un kilómetro de costa en los últimos 50 años, la mitad lo ha visto Sinnok en sus menos de dos décadas de vida.
El cambio climático ha elevado la temperatura en Alaska entre 2 y 3 grados en el último medio siglo, más del doble que la media del resto del planeta, derritiendo la capa de hielo que ejercía de barrera protectora frente a la erosión y el impacto de tormentas que ahora devoran, con su acción conjunta, las comunidades costeras.
En 2001, Shishmaref votó reubicarse en tierra firme, a varios kilómetros de la costa, “una decisión inevitable pero para la que ninguno estamos preparados”, lamenta Sinnok.
Un informe de la Administración estadounidense estima que 180 pueblos de la costa de Alaska, el 86 % de ellos habitados por comunidades indígenas, están seriamente afectados por la erosión; y que 24 deben ser necesariamente reubicados. Tres de ellos, Shishmaref, Kivalina y Newtok, ya han aprobado hacerlo.
Un informe de la Armada estadounidense ha determinado que no hay manera de proteger el pueblo, ni ingeniería capaz de construir una barrera protectora ante tan arrasadora erosión.
Según ese documento, Newtok, que pierde 25 metros de costa al año, puede quedar completamente sumergido en 2017.
En colaboración con organismos estatales y federales, “la tribu ha decidido moverse a una nueva localización 16 kilómetros al interior, más elevada y segura“, explica Aaron Cooke, arquitecto de la Universidad de Fairbanks, que ayuda a la comunidad en el proceso de reubicación desde hace siete años.
Cooke ha diseñado para ellos una casa prototipo de madera móvil (colocada sobre unos esquíes de hierro gigantes) capaz de purificar el agua, reciclar los residuos y generar electricidad mediante unas baterías que almacenan la energía de colectores solares.
El presidente de EE.UU., Barack Obama, ha pedido autorización al Congreso para destinar 400 millones “para cubrir las circunstancias a las que se enfrentan estas comunidades por la subida del nivel del mar, la erosión y las tormentas”.